Ayer fue un día histórico en el balompié europeo: por primera vez una gran mayoría de aficionados decidieron mirar un envite ajeno a la máxima competición continental. ¿Es la Premier League la Superliga real? Pues no lo sé, pero es evidente que muchos se pusieron el Arsenal-Manchester City antes que el Borussia Dortmund-Chelsea. Los mandatarios de la UEFA, amantes del dinero, estarán preocupados.
Lo sorprendente es que el ente permita que se jueguen envites de ligas domésticas a la vez que los de la Champions League. Es cierto que otros años la Premier sí se disputaba simultáneamente, pero LaLiga tenía que poner otros horarios. Ayer el Real Madrid tuvo su choque al mismo tiempo.
La orejona tuvo un par de eliminatorias muy diferentes entre sí. Brujas y Benfica demostraron por qué están en la fase final. Los dos conjuntos sorprendieron en la fase de grupos -eliminando a varios mastodontes europeos- y evidenciaron que merecen estar en esta fiesta. Que no nos engañen los amantes de la otra Superliga. El caso es que los portugueses aprovecharon los errores del equipo de Scott Parker -sí, está entrenando al Brujas- y encarrilaron su pase a cuartos de final. Los de Roger Schmidt sueñan con algo grande.
Por otro lado, el Chelsea volvió a perder otro partido. No ha sido un inicio sencillo para Graham Potter, que ha pasado de contar cada peseta en el Brighton a nadar en la abundancia y la locura en Londres. Los blues, que han mutado su sistema a uno en el que quieren encajar a todas sus estrellas, tuvieron opciones de sobra para ganar tranquilamente, pero Adeyemi aprovechó una contra para hacer enloquecer a su gente. «Creo que vamos a mejorar para el partido de vuelta», aseguró el técnico inglés. Lo necesitan.
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