El Mundial te da sorpresas. Sorpresas te da el Mundial. Australia, con una generación de futbolistas mucho peor de lo que últimamente estábamos acostumbrados, confirmó ayer una machada escandalosa: colarse en octavos de final de la copa del mundo. Una barbaridad. Este equipo no tiene a los Cahill, Aloisi, Viduka y compañía, pero cree en sí mismo. Y así, tras perder la primera jornada, han sumado dos victorias que les llevará a jugar ante Argentina.
Los australianos jugarán una fase final por segunda ocasión. La primera y última vez fue en 2006: cayeron ante Italia por un penalti tremendamente injusto. Veremos esta vez. Para hacer historia ayer solo valía ganar a Dinamarca, uno de los mejores equipos del torneo. Los europeos dominaron, pero en un contragolpe Leckie reventó a los daneses. Sonreía Cahill. Sonreía el fútbol (1-0).
En el otro envite del grupo, Túnez rozó el milagro. Debía ganar a Francia, con muchos cambios, y esperar el empate en el otro duelo. Un golazo de Khazri ilusionó a los africanos, pero no fue suficiente. Los vigentes campeones decepcionaron: salieron al verde con un sistema extraño. Camavinga, por ejemplo, jugó de lateral izquierdo (1-0).
El grupo C fue dramático. Argentina no había asegurado, para empezar, su clasificación. Los de Scaloni mandaron ante una Polonia timorata (0-2), que parecía que estaba en una partida de ajedrez. Czesław Michniewicz, seleccionador, estaba en la banda haciendo cálculos con el otro partido, con los goles e incluso con las tarjetas. De hecho, todo estuvo a punto de definirse por las amonestaciones. Esta vez el balompié no castigó al combinado que quiso especular durante los 90 minutos ya que México solo pudo vencer 1-2 a Arabia Saudí. Un gol lo habría cambiado todo, pero no pudo ser. Honor, por cierto, al conjunto de Hervé Renard.
Hoy habrá diversión. Os lo aseguro. Lo más normal, por ejemplo, es que Croacia o Bélgica -segundo y tercero en el último Mundial- tengan que hacer las maletas. Hay muchas ganas de ver al cuadro de Roberto Martínez, con muchos problemas en el vestuario y con él enfrentado con parte de la prensa. Marruecos se la juega ante Canadá, ya en la calle, sabiendo que incluso le puede valer una derrota por la mínima. Después de comer toca disfrutar.
Por la noche, es turno del grupo de España. Es el momento para los de Luis Enrique: deben superar a Japón para ser líderes de grupo y no tener que sacar la calculadora. Alemania, por su parte, tiene que ganar por un gran número de tantos a Costa Rica para estar en octavos. No dependen de sí mismos, pero las probabilidades dicen que serán los acompañantes de los españoles a los octavos de final.
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