Hace tiempo que Fede Valverde dejó de ser el ‘Pajarito’ para convertirse en ‘Halcón’. Así es como muchos le apodan. Y gran parte de culpa de esa transformación la tiene Carlo Ancelotti, no sólo por jugarse su carnet de entrenador por el charrúa sino por la confianza que ha depositado en él, por el ojo que tuvo al pedirle que más, que chutara más, que se atreviera. A Fede le costó atreverse pero ahora ya no hay quien le pare y vuela alto. A 3 de noviembre se le contabilizan 8 goles este curso, ojo, siendo centrocampista. O todocampista, mejor dicho, porque además, suma 4 asistencias. Está a tan sólo dos dianas de que que Carletto vuelva a guardar su carnet a buen recaudo. Algo me dice, llamadme avispada, que el italiano está «tritranquilo» que diría Joan Laporta y que el uruguayo va a celebrar más de 2 goles esta temporada. Esa confianza que le dio su entrenador es la misma que transmite él cada vez que merodea la frontal del área. Sin ir más lejos, anoche ante el Celtic de Glasgow. Una vez más volvió a exhibir un gran golpeo que obliga a los porteros que tiene delante a recoger el balón del fondo de las mallas cada vez que se pone juguetón. Y últimamente lo es bastante. Otro gran gol de Fede (da igual cuando leas esto).
De aquel jugador tímido que llegó al primer equipo poco queda. Por aquel entonces se le veía centrado en no perder el balón, en no cometer un error, en no hacer demasiado ruido y no hacerse notar. Ahora es indiscutible en el 11 titular del Real Madrid, en los partidos grandes y en las noches de cartel, sobre todo, cuando Ancelotti tiene que elegir entre él y Rodrygo para ese tipo de partidos. Y todo esto es porque se ha hecho mayor, y no me refiero a un término numérico, no es algo que ponga en su DNI. Fede se ha hecho mayor futbolísticamente, ha crecido y sigue creciendo y la línea ascendente no parece tener fin a corto-medio plazo. No sólo ha ganado en pegada o por su impacto ofensivo, sino que se ha llenado de personalidad, esa que te hace ser titular en la sala de máquinas del club de Chamartín. Intenso en la presión y recuperación, solidario en el repliegue, líder para dar un paso al frente cuando la tarde-noche se tuerce, solidario en la asistencia y además, con gol. ¿Qué más puede pedir el equipo blanco?
No es fácil hacerse un hueco en las crónicas teniendo al lado a un tridente tan sólido y acaparador como lo fue hasta la temporada pasada el formado por Casemiro, Kroos y Modric. El cuarto centrocampista ya asomó la temporada pasada como una alternativa en el sistema de Ancelotti. Sin saber que Valverde es mucho más que un centrocampista, que se adapta a cualquier rol. Y lo mejor de todo, sólo tiene 24 años y cara de no haber roto nunca un plato.
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