En San Mamés, el Atlético de Madrid volvió a hacer un ejercicio de resistencia para llevarse los tres puntos en un campo complicado y seguir a la estela de Real Madrid y Barcelona. Sí, el Atleti de Simeone, cuyo proyecto se empeña la gente (la ajena y la propia) en vender como agotado, ya se ha colocado tercero en LaLiga y parece que ha encontrado al fin su camino. La pesadilla doble de Brujas (no es normal realizar casi 50 disparos en dos partidos e irte en los dos de vacío) fue quizás un espejismo que ha afeado mucho las mejores semanas de un equipo que poco a poco parece reencontrarse consigo mismo.
No va ni un cuarto de campeonato liguero y el Atleti ya se ha llevado los tres puntos de feudos dificilísimos como San Mamés, el Pizjuán y Mestalla, además del Alfonso Pérez, y su nómina como visitante sería inmaculada si en Anoeta no se hubiera dado como legal un gol que Sadiq metió de aquella manera (con la mano, básicamente). El dato, por cierto, dice mucho de lo desquiciada que está parte de la hinchada colchonera y de cómo el Atleti se encuentra más cómodo de visitante que de local, por paradójico que sea. El incidente con Hermoso del primer partido, los pitos a Koke, De Paul, Joao o Saúl, el runrún general con Griezmann y, sobre todo, alguien tendrá que explicar algún día por qué desde la jornada 1 no se corea a Simeone cuando durante 10 años los cánticos a favor del argentino han nacido desde el calentamiento. Hay quien afirma que esto se debe al intento de fichaje de Cristiano Ronaldo, algo que, por cierto, el técnico negó hace unos días en una entrevista con medios argentinos: “La Champions no es a toda costa”.
Y en estas, Simeone ha encontrado por fin el sistema que puede revitalizar a una plantilla encallada. El caso, eso sí, es que se antoja complicado se pueda mantener en el tiempo porque motivos hay para creer que los jugadores no van a aguantar. Y explico: el Atleti tiene que jugar con cuatro en la defensa, pero el técnico argentino solo puede contar con cuatro de verdad. A nada que uno falte, el sistema se cae. Y coincide que dos de esos son Savic y Giménez, los dos que más se lesionan temporada tras temporada. Cuando ellos no están, son Reinildo y Witsel los que han de hacer de defensas centrales por la incapacidad de los suplentes. En la izquierda, el mozambiqueño es uno de los mejores jugadores de la plantilla. Una roca. Un muro. Un alma que contagia su pasión sobre el césped al compañero. Si Reinildo se resfría, el Atleti solo tiene a un Reguilón que llegó lesionado y del que no se sabe nada. En la derecha, solo está Nahuel Molina, un futbolista que empezó flojo y que necesita una adaptación que poco a poco parece estar adquiriendo, pues lleva un puñado de partidos dando pasitos hacia adelante.
Y en estas, el meollo del ataque. Porque si bien los rojiblancos pecan de escasos (en calidad y en cantidad) atrás, arriba viene todo lo contrario. Un conglomerado de atacantes y mediapuntas que no se conjugan demasiado bien con el sistema del equipo. Griezmann, que ya puede jugar sin ataduras, parece liderará un proyecto para el que Joao Félix se ha vuelto a caer. El luso sigue con su montaña rusa de sensaciones y nivel en estos cuatro años y, ahora, justo antes del Mundial, le ha tocado estar abajo. Morata, con sus cosas, le sigue dando energía a un juego en el que a veces explota (como en San Mamés) y en el que a veces desespera (como en el doble duelo ante los belgas). Y Carrasco, Cunha, Correa…
Los cuatro atrás, que se probó en Sevilla con éxito y desde entonces ha dejado muy buenas sensaciones, es el sistema que tiene que utilizar el Atleti de aquí en adelante, aunque ello suponga cerrar un par de defensas en invierno. El dibujo, además, permite ver a un Witsel más adelantado (en su posición natural, vaya) o a un Kondogbia que ahora lleva un par de duelos a un nivel superlativo. Esto libera más a Koke de tareas puramente posicionales y le acerca más a la creación y ese último pase que le ha colocado como uno de los mejores asistentes de la década. Libera también a Saúl que, cuando sale, suma mucho más de lo que algunos esperaban y permite incluir a Lemar en la medular. El francés tiene fútbol y cuando juega bien es una delicia, pero casi como sucede con Joao Félix, tiende a desaparecer o lesionarse más de la cuenta. En un mes, el fútbol de clubes para. El Mundial en mitad de temporada será el puente entre la primera y la segunda vuelta, pero en estas tres semanas de competición, el Atleti se juega prácticamente toda la campaña. Dos duelos a cara de perro para seguir en Champions y cinco envites ligueros para no descolgarse pronto de un título de LaLiga que será difícil competir.
Imagen de cabecera: @atleti
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