De una manera bastante extraña y poco habitual, pero Max Verstappen es campeón del mundo de Fórmula 1 por segundo año consecutivo. Lo logró en el Gran Premio de Japón tras quedar primero en un carrera atípica.
Diluviaba en el circuito. La carrera arrancó aunque el peligro era evidente. Parecía que íbamos a tener duelo bajo la lluvia pero pasó lo que todo el mundo veía venir, un accidente. Fue Carlos Sainz el damnificado, que se salió de la trazada habitual para tener algo de visibilidad y pisó un charco que le hizo perder el control del coche e impactar contra el muro. Bandera roja y polémica, no por la bandera, sino por lo que pasó durante la misma. Pierre Gasly, que había salido a cambiar neumáticos, circulaba a alta velocidad para ponerse a la cola del safety car cuando vio un tractor-grúa en un margen del asfalto procediendo a retirar el coche de Sainz, apenas a dos metros de por donde él pasaba a 250 km/h aproximadamente. Se pilló un cabreo monumental pues esa misma situación, además en el mismo circuito, le costó la vida en 2014 a Jules Bianchi. Pese a lo peligroso de la situación, fue el propio Gasly quien se llevó una sanción por pilotar a esas velocidades bajo una bandera roja -20 segundos y 2 puntos en la clasificación-. En este tema, la FIA no deja de tener razón en la penalización a Gasly, pero haber sacado una grúa a pista con los coches todavía rodando y con semejante diluvio fue una temeridad innecesaria. Parece que no han aprendido con la muerte de Bianchi pues las condiciones eran las mismas.
La carrera se detuvo y parecía que no se iba a relanzar hasta que, poco antes de cumplirse las tres horas de máximo permitido para la carrera, se decidió lanzar de nuevo. Pese a no completarse la totalidad de la carrera, con el reglamento en la mano eso sí sucedió y Max Verstappen terminó líder, pero eso no le bastaba para proclamarse matemáticamente campeón en Japón, necesitaba cierta distancia con Leclerc. El monegasco terminó segundo, no era suficiente distancia. Cuando todos pensábamos que el Mundial quedaría pendiente de resolverse en EEUU, se anunció una sanción de 5 segundos a Charles Leclerc por saltarse la última chicane. Con esta penalización, Leclerc pasaba a ser 3º en beneficio de ‘Checo’ Pérez por lo que la distancia de puntos ya era suficiente para que Max fuese campeón del mundo oficialmente. Ni él lo sabía, se enteró por medio del entrevistador. Que por cierto, él también se enteró durante las entrevistas pues, en primera instancia, le hizo preguntas como ganador del GP, pasó al turno de Pérez, y después volvió a llamar a Max para anunciarle que era campeón del mundo. En fin, todo un desastre.
Da igual que Max fuese campeón hoy, en EEUU o en la última carrera, lo único cierto es que es campeón del mundo por segundo año consecutivo. Es una bestia de las cuatro ruedas destinado a lograr cosas muy grandes, más todavía. La manera de proclamarse campeón choca muchísimo con la del año pasado: de un final épico con Hamilton intratable en la recta final del campeonato y con una última carrera de infarto, a no saber siquiera si era campeón por ganar una carrera accidentada y con una dirección deplorable. En fin, se equilibra la balanza. Dicho esto, enhorabuena a Max y a todo el equipo Red Bull que han estado intratables durante casi todo el año. Título más que merecido.