Deportivamente hablando, da mucha pena ver en un estado tan deplorable a un jugador como Cristiano. No descubro la pólvora diciendo que Ronaldo es uno de los futbolistas más importantes de la historia: máximo goleador a nivel de selecciones, máximo goleador de la Champions, ganador de cinco de ellas, campeón de liga en cuatro países diferente y principal protagonista, junto con Leo Messi, en el fútbol de los últimos 15 años. Un deportista legendario con una carrera legendaria.
Pero, como decía antes de los elogios, da mucha pena verlo en este estado. No físico, porque físicamente sigue siendo la misma máquina de siempre -solo que con unos años más-, me parece que su problema es mental. Como le sucede a todos los delanteros, los goles van por rachas, y CR7 está en una de las peores rachas de toda su carrera, la peor desde que explotó y se convirtió en la estrella que asociamos a su marca personal. Solamente ha anotado un gol y dado una asistencia en lo que va de temporada, 9 partidos en total en los que ha participado. Ambas contribuciones de gol fueron en la Europa League, 0 en la Premier. Anoche, en la victoria 2-3 ante el Omonia Nicosia, pudimos volver a ver la impotencia de un ‘killer’ frustrado. Dio la asistencia en el tercer gol, el segundo de Rashford, pero estoy 100% seguro de que no se fue contento. La ocasión más clara que tuvo fue un disparo que el larguero repelió, una de esas que en cualquier otro momento CR7 habría anotado, una de esas que se deciden por centímetros y que dependen más de lo mental que otra cosa. Y si no me creéis, imaginad a Haaland en esa situación: misma jugada, misma posición, mismo remate. En mi imaginación el noruego es capaz de marcar tres goles con un mismo remate. Pero a Cristiano no le salen las cosas.
Todo el circo que se montó en el marcado de transferencias de verano -y que en parte montó él- le afectó, y se le nota. Si ya no venía de la mejor temporada de su carrera, todo el drama de querer irse y no poder lo empeoró. Está en un sitio en el que no quiere estar, jugando una competición que no quiere jugar. No digo que juegue sin ganas, porque antes que nada es un profesional, pero si le dieran a elegir seguramente no elegiría estar en el contexto de este Manchester United.
Hace poco también saltó la noticia de que Cristiano atravesaba una depresión por la muerte de uno de sus hijos antes de nacer, pues esperaban gemelos y solo uno de los bebés salió adelante. No sé qué nivel de fiabilidad tiene esta información ni si CR7 está viviendo una depresión o no, desde luego no se lo deseo, pero lo que sí podemos suponer es que todo suma. En este caso resta. Porque a veces es lo que parece que hace sobre el campo, ocupar un espacio que, si bien su mera presencia ya infunde respeto y provoca ciertos comportamientos diferentes en sus rivales, otro compañero podría estar haciéndolo de mejor manera. Es el caso de Marcus Rashford, que a día de hoy está bastante por delante en los planes de Ten Hag -fue nombrado jugador del mes de septiembre en la Premier League-, o incluso Martial, que tras su discreto paso por el Sevilla, este año las cosas parece que le salen.
Siempre fui defensor de Messi, pero a estas alturas la cosa ya no va de rivalidades. A estas alturas solo deseo ver al Cristiano de siempre, algo que por desgracia nunca volveremos a ver casi con total seguridad. A veces se dice que la edad es solo un número, y es cierto que lo mental creo que es su principal problema, pero también es cierto que la edad pesa. Lo que antes era una carrera de X metros en Y segundos, ahora es un esfuerzo a tener en cuenta, y sin ese punto de velocidad extra que fue característico en él. Llegados a este punto, le deseo el mejor final de carrera posible, un final que se está manchando un poco y ojalá pueda revertir.
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