Síguenos de cerca

Fútbol

El Mundial ya ha empezado

El pasado día 20 supimos que quedan dos meses para que el balón eche a rodar en Catar. 60 días para que la FIFA dé por inaugurada su joya de la corona. Pero el Mundial ya ha empezado en las calles. Como cada cuatro años, lo hace en el momento en que Panini lanza su colección al mercado en los distintos rincones del planeta. Este año, sin duda, la gran curiosidad es que lo hace a las puertas del otoño europeo –y no de la primavera como venía sucediendo hasta ahora– debido a la nueva estacionalidad del evento. También nos ha sorprendido la falta de suministro en los kioscos de Argentina. ¿Dónde están las figuritas?

Así que, de nuevo, una generación de chavales está descubriendo esa magia. La adrenalina de rasgar y abrir un sobre (donde cada cual desarrolla una técnica) para después escudriñar su contenido. Descubrir que uno no se aprende del todo los grupos hasta que se pone a ordenar los repetidos. A partir de ese momento ya hay poco lugar para el fallo. Catar, Ecuador, Senegal, Holanda –nunca Países Bajos–. Grupo A.

Pero también hay mucho adulto que colecciona en esta época. Un perfil de consumidor que se da de bruces con la realidad cuando ve que la mayoría de stickers pertenecen a futbolistas mucho más jóvenes que él, con una fecha de nacimiento que se sitúa entre finales de los noventa y principios de los 2000.

También duele que el equipo del jugador ya no se haga visible. En las colecciones noventeras aparecía en el álbum. Más adelante, el club del futbolista se trasladó al propio adhesivo. Ahora ya ha desaparecido. Dentro de un par de décadas, recurrir a nuestra propia memoria será la única manera de rescatar de forma rápida el equipo en que jugaba Breel Embolo en otoño de 2022. Para ese entonces, ese recurso tampoco se antoja garantía de nada.

Y otro motivo para la alarma ante la celeridad de los tiempos: vale que uno no sepa quién es el 8 de Túnez, pero en la colección actual he llegado al punto de no conocer a jugadores de selecciones potentes (pido perdón, pero… ¿quién es Conor Coady?).

Por suerte, el coleccionismo se construye a base de liturgias imperecederas. La lista en papel, a mano y con tachones, como toda la vida. Ahora se han puesto de moda las aplicaciones electrónicas y los grupos de Telegram para el intercambio y la creación de una checklist. El otro día, en pleno fragor cromero en el Mercat de Sant Antoni, alguien me preguntó: ¿tienes la lista actualizada? ¿Y qué hay más infalible e instantáneo que cubrir con la tinta del bolígrafo el número que acabas de conseguir?, pregunté hacia mis adentros.

Los tiempos cambian, eso es inevitable. Pero el fervor se mantiene, como pude comprobar en la última mañana dominical barcelonesa: personas de todas las partes del mundo, sobre todo de Latinoamérica, se dieron cita en la calle Urgell, entre Tamarit y Manso, para cambiar sin descanso hasta que terminaban la colección o se quedaban sin repetidos. Habían venido solos, en pareja o en familia.

Los minutos volaban, la jornada fluía y la gente se divertía. Incluso tuvimos tiempo de ver la versión de la colección para el cono sur, con un álbum y unos cromos provenientes de Venezuela con predominio del naranja, a diferencia de la versión europea, donde manda el azul.

Por cierto: los enfermos del Mundial ya sabemos que esta edición del torneo se disputa durante el maldito invierno y que se celebra en un país de mala muerte que no respeta los derechos humanos. Igual que en 1934 y 1978, por cierto. ¿Sabían, además, que la FIFA concedió a España el Mundial de 1982 en 1964, todavía en plena dictadura? ¿O que en los planes mundialistas para la próxima década está el de darle una sede a Corea del Norte? Pues eso. Déjennos disfrutar paganamente del mejor espectáculo sobre la Tierra, que las charlotadas de Stanley Rous, Joao Havelange, Joseph Blatter o Gianni Infantino fueron, son y serán.

Imagen de cabecera: Albert Valor

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre Fútbol