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La importancia de un líder

Hay algunos capitanes que piensan que están para la fotito de Instagram, pero ponerse un brazalete va mucho más allá del postureo. No tardó Sergio Scariolo, ese italiano que pronto tendrá una calle con su nombre en alguna ciudad española, en elogiar la bronca que realizó su capitán -no él ni su ayudante- en el descanso de los cuartos de final del Eurobasket. España caía frente a Finlandia y se cumplía lo que muchos analistas habían pensado en la previa de la competición: no iban a llegar a semifinales. Por encima de su cadáver, pensó Rudy Fernández. La charla tuvo efecto: en el tercer cuarto los españoles ganaron 30-15.

«Cuando lo he oído he pensado: ‘Se está pasando’. No he tenido que añadir broncas porque ese impacto emocional de la exigencia y la agresividad lo ha hecho el capitán», dijo el técnico al finalizar el envite. El propio Willy Hernangómez reconoció el efecto de las palabras de Fernández, que con 38 años y con una carrera repleta de éxitos decidió apartar sus vacaciones en Palma de Mallorca y se vistió de corto. El reto era enorme ya que el relevo generacional ha supuesto una bajada de nivel evidente. Era lo lógico: no vas a sacar cada año a deportistas de la talla de los hermanos Gasol y cía.

Además, cabe recordar la reciente muerte de su padre. Muchos en su lugar, seguramente, habrían priorizado la tranquilidad tras un año tan complicado. Pero es que Rudy está hecho de otra pasta. Cuando los de Scariolo confirmaron la machada, después de una exhibición de pundonor por parte de todos, el capitán miró a la grada y no pudo contener las lágrimas. España, en estas lides, es inevitable.

Muchos aficionados suelen criticar a los veteranos porque ya no cumplen con el nivel exigido. Están acostumbrados al FIFA, donde a los 27 años un jugador está pasado de rosca y debe ser vendido para firmar a uno de 20. Sin embargo, la realidad del deporte es otra. Está muy bien que destaquemos las variantes tácticas de las distintas modalidades que seguimos, pero lo que cuajó Rudy en el descanso de ayer vale millones. Para tomar el mando hay que saber elegir el momento, el tono y las formas. Y eso es algo que no se entrena. Hay que nacer con ese liderazgo. Probablemente, él no pueda repetirlo en la siguiente ronda. Cambiará, seguro, su discurso y su manera de dirigirse a sus compañeros. Y todo el mundo le escuchará por el respeto que le profesan. Sí, el respeto es otro valor que no se puede medir en las estadísticas, pero que da triunfos. Qué importante es tener un líder.

Imagen de cabecera: @BaloncestoESP

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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