Tener las cosas de cara no siempre te asegura que salgan bien, y sino que se lo digan al Granada. En la última jornada de liga se decidía el tercer descendido que acompañaría a Levante y Alavés, y los tres candidatos eran Cádiz, Mallorca y Granada. El equipo nazarí, un punto por encima de los otros dos, debía como mínimo copiar el resultado de sus rivales. ¿El problema? Que tanto Mallorca como Cádiz ganaron sus partidos. El Granada no logró pasar del empate a cero contra el Espanyol por lo que, en una última jornada de infarto en la zona baja de la tabla, finalmente fue el equipo de Aitor Karanka, y durante casi toda la temporada de Robert Moreno, el gran damnificado.
Quedará también para el recuerdo el penalti fallado por Jorge Molina que, en el minuto 72, habría supuesto el 1-0 para el Granada y que, de haber terminado así, habría enviado al Cádiz a segunda. Molina envió el lanzamiento directamente fuera y, una vez terminado el partido ya con la noticia del descenso confirmada, no pudo contener las lágrimas y suplicar perdón a la afición granadina. No está de más recordar que no falla un penalti quien no tiene el valor de tirarlo, unos centímetros marcan la diferencia entre héroe o villano. Además, a la salida del estadio, Molina atendió a la multitud de aficionados que le preguntaba si seguiría el año que viene en segunda, a lo que el jugador aseguró que sí.
De esta forma, decimos hasta luego a un Granada que pasó de hacer historia la temporada pasada con su andadura por Europa bajo las órdenes de Diego Martínez, a perder la categoría en el presente curso. Nos veremos pronto en la máxima categoría, estoy convencido.
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