Cuando Christoph Freund lanza una moneda y pide un deseo, hay que estar muy atentos a lo que puede salir de ahí. El director deportivo del RB Salzburg ha sido capaz de hacer milagros en los últimos años. Personificando en la figura de Haaland, el directivo austriaco, que también fue futbolista, ha sido también el máximo culpable de haber llevado al fútbol europeo y al panorama de primer nivel a otros como Patson Daka, Sekou Koita o Adeyemi, quizás la última perla por la que se pelea todo el viejo continente y que no tardará en saltar a un escenario mayor. Pero entre manos, a fuego lento, casi en un segundo plano, está Benjamin Šeško, un espigado ariete esloveno que tiene unas condiciones que hacen recordar muchísimo al noruego que hoy tiene tras de sí a los mejores clubes del mundo.
Muy seguro debería estar el equipo de la multinacional energética cuando, un par de días después de cumplir los 16 años, puso encima de la mesa una cifra cercana a los tres millones de euros para hacerse con un delantero al que nadie conocía y que aún jugaba en categoría cadete. Lo hizo en 2019 tras mucho observar a un chico que llamaba la atención a simple vista porque rozaba ya el 1’90m de altura que hoy se traduce en 1’94m. Nacido en un país, Eslovenia, donde el deporte rey es el baloncesto y los niños sueñan con parqué y canastas, es complicado que aparezca un talento de semejante altura, con esa coordinación de pies, que decida dejar a un lado los saltos y los mates y decida calzarse zapatillas de tacos para jugar sobre hierba. Pero Šeško parece haber roto todos los estereotipos posibles para asombrar a base de goles.
Su fichaje se consumó en 2019, cuando Haaland ya tenía un pie fuera de la entidad, y el modelo de scouting que llevó a cabo el club austriaco fue el mismo para el esloveno que para el noruego. Tras mucho observarle, se dieron cuenta que con Šeško habían marcado exactamente las mismas casillas que habían rellenado cuando meses antes se habían lanzado a por Haaland. Compartían características futbolísticas. Eran similares en el campo. Se movían igual. Pensaban igual. Sin duda, la apuesta por Šeško era pensando en fabrican un clon de Haaland. “Tiene todos los requisitos para convertirse en un delantero de clase internacional en los próximos años”, afirmaba el director deportivo austriaco al poco de consumar su fichaje.
De Šeško realmente se sabía poco. Desde que se le conoce historial deportivo, llamaba la atención que desde los 12 años su permanencia en clubes se remitía a solo unos meses, una temporada como mucho, detalle revelador de que cada equipo por el que pasaba se le quedaba pequeño y rápido necesitaba dar pasos adelante. NK Radoce, NK Trbovlje, NK Krsko y NK Domzale, todos en su país, hasta que en 2019 llegó a la cantera del equipo austriaco para ir quemando etapas entre el equipo Sub18 y el juvenil. Los 80 goles que había marcado en 45 partidos entre los 13 y los 15 años fueron la mejor carta de presentación para que el RB Salzburg decidiera echar la caña por ese gigantón del gol.
La apuesta no dejaba de ser muy arriesgada porque el salto era altísimo. Primero, por la diferencia que suele existir entre el fútbol cadete hasta que se llega al profesionalismo. Segundo, por la distancia de nivel entre el campeonato esloveno de categorías inferiores y cualquier otro campeonato de primer nivel europeo. Tercero, porque a estos dos grandes escollos se le había sumado uno más, y es que ni más ni menos, habían pagado tres millones por un crío. Los inicios no fueron nada sencillos. La adaptación al país nuevo llevó algunos meses. Fue expulsado en su tercer partido antes del primer minuto de juego. Todo se podía haber derrumbado en unos pocos días, pero Šeško parecía estar preparado para quedarse Tenía 16 años y jugaba en el Liefering, el filial del RB Salzburg que disputa sus partidos en la Segunda División de Austria, jugando ante rivales que le doblaban en edad. Había pasado de jugar ante jugadores de su misma edad para hacerlo contra aquellos que pasaban la treintena.
Su eclosión total llegó en la 2020-2021. Titular indiscutible, su buen nivel incluso le llevó a debutar de manera fugaz con el primer equipo del RB Salzburg. Su impacto en el final de temporada con el equipo satélite fue decisivo para que el RB Salzburg decidiera darle la alternativa para la presente campaña y es que el esloveno metió 13 goles en los últimos seis partidos, un sprint final que permitió al club llegar vivo a luchar por el campeonato hasta la última jornada. Šeško cerró el curso con 21 goles y seis asistencias en solo 30 partidos. Fue el segundo máximo goleador de la categoría y sin duda el jugador sobre el que todos pusieron sus miras. Su impacto ha sido tan grande, que ha saltado en la selección desde la Sub17 a la absoluta de manera directa. Los 15 goles marcados en 24 partidos con la Sub15, la Sub16 y la Sub17 bien valieron para que antes del verano pasado se enfundara por primera vez la camiseta de la absoluta, con la que ha jugado nueve encuentros y donde ya ha marcado un gol.
La intención del RB Salzburg ha sido siempre la de no quemar a Benji, como se le llama en el seno del club. Por eso, en esta su primera temporada, no ha sido titular indiscutible. Con Adeyemi como punta de lanza, entre Šeško, Okafor y Adamu, otros jugadores de la academia que tienen dos y tres años más que el esloveno, se han ido repartiendo los minutos. “Queremos ir paso a paso. No pensamos en el más allá, aunque es normal que haya interés de los grandes clubes del mundo porque Benji es uno de los mejores jugadores de su edad”, confirmaba su agente al ser preguntado por el interés del Liverpool, Real Madrid y Tottenham, entre otros. Lo cabal es pensar que el esloveno tiene aún por delante una temporada más en el equipo donde ser el jugador estrella ahora que parece que Adeyemi va a hacer las maletas.
Los números de Šeško, con todo, son tremendamente ilusionantes. Ha jugado 1329 minutos repartidos en 31 partidos y ha marcado nueve goles y repartido siete asistencias entre Liga, Copa y Champions League. Es decir, que ha marcado o asistido cada 83 minutos. “Puede jugar solo en punta porque es autosuficiente o emparejado. Le ha ido bien de ambas maneras. Es muy completo porque tiene registros con la derecha, con la izquierda, de cabeza e incluso tiene un gran disparo fuera del área”, confirmaba su agente. “Pero tiene que tener los pies en el suelo. No puede pensar que ya ha hecho algo en su carrera”.
Šeško ha tenido menos impacto en el primer equipo del que realmente debería, por mucho que el equipo le estuviera mimando, porque dos lesiones musculares le han tenido apartado de los terrenos un par de meses y han impedido que sus cifras sean incluso mejores. Tiene que saber manejar los cantos de sirena de clubes externos que se pelean ya por ese gigantón que extrañamente juega muy bien al fútbol (“Lo que más me llamó la atención de él cuando lo vi era cómo un chico tan alto podía ser tan coordinado y tener tanto tacto con el balón”, revela su agente). Y, aunque sus inicios estén marcados por el mismo patrón que los de Haaland, no quiere oír hablar de comparaciones con el noruego. “No le importa que le comparen con él, pero a mí no me gusta. Cada jugador es diferente. No puede ser una copia de nadie”. Benji no es un 9 de área, pese a su cuerpo y su altura. Es un jugador tremendo a campo abierto y con espacio. Tiene contrato con el RB Salzburg hasta 2026 y quiere hacer su propio camino. Aunque si tiene que elegir un jugador con el que se identifica, lo tiene claro: Zlatan Ibrahimovic.
Imagen de cabecera: Getty Images
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