Más allá del rutilante y espectacular envite que protagonizaron Manchester City y Liverpool hay más equipos en la Premier League. Conviene no olvidarlo. El menú del domingo invitaba a pensar que lo que se venía no iba a ser moco de pavo. Y, en medio, estaba un Norwich–Burnley que prometía poco. El choque, además de dejarnos grandes despejes acrobáticos mezclados con actuaciones defensivas deleznables, nos dejó una gran sorpresa: los canaries ganaron un partido de fútbol. La cara de Sean Dyche lo decía todo.
Los de Carrow Road caen bien: están muy bien vistos en Inglaterra. No tienen rivales y poseen a una propietaria que es capaz de hacerte buenas recetas en un programa de televisión y a la vez manejar adecuadamente a una escuadra de Premier League. Delia Smith te cose un huevo y te fríe un alfiler. Además, el hecho de que el Norwich suela ser un equipo ascensor, que va y viene de la élite como un yoyo, invita a construir un relato apacible sobre ellos. Si juegan en la máxima categoría les toca sufrir. Quizás por ello cuando ganan un partido sus aficionados suelen cantar con gracia a los rivales: “¿Podemos jugar con vosotros cada fin de semana?”
Ayer su gente lo volvió a decir. El Burnley venía de sumar un triunfo vital en la batalla por el descenso entre semana. El rival era el Everton y las razones ya no vienen al caso ya que es igual de imperativo superar a los que están un puesto por delante como al colista. Y los clarets solo pudieron vencer a los toffees. Los de Turf Moor disputaron ayer un choque horrible, de esos que te invitan a pensar que este curso sí que pueden caer al pozo. Otros años, cuando las cosas se torcían, siempre llegaba ese puñetazo encima de la mesa que salvaba la temporada. Lo de Carrow Road, en palabras de Dyche, “es un paso atrás”.
El Norwich, que sigue como farolillo rojo, necesita una gesta colosal para mantener la categoría. “Me arruináis los fines de semana desde que nací, pero aquí estamos”, espetaba un seguidor de los canaries en Twitter. El domingo, pese a la situación, se llevó una alegría tremebunda que puede cambiar el panorama del descenso en la Premier. Quizás, solo quizás, ya no está todo tan mal para el Everton. Aunque en ocho jornadas aún pueden pasar muchas cosas los tres de abajo necesitan un paso adelante en el momento que más pesan las piernas. Cuando solo quieren jugar los valientes.
Imagen de cabecera: @NorwichCityFC