¿Qué le pasa a Oblak? La pregunta retumba y sorprende. Por desconocida, por inesperada, por incomprensible o por lo que queráis. Tampoco creo verme capaz de dar respuesta. Sólo puedo intentar explicar mis sensaciones. Nunca he sido portero, ni siquiera en las pachangas. Eso podría inhabilitarme por completo para seguir, pero aun así lo voy a intentar.
Los dos últimos goles encajados en La Cerámica nos enseñan dos registros que solían ser infalibles para el esloveno. El primero habla de un balón parado lateral por el que espera que haya una prolongación o un desvío. Eso le hace mantener los brazos a los lados en lugar de por delante del cuerpo. Cuando nadie toca su velocidad de reacción no le permite blocar. Hay segunda jugada y se lanza por inercia en lugar de por intuición. Puede parecer un gol de churro, pero reúne dos conceptos a los que los técnicos tienen respuesta.
El segundo, más allá de la pérdida de duelos y la nefasta gestión de la distancia defensiva de sus compañeros, dejó a Jan en uno para uno. Le encara un zurdo con el cuerpo perfilado como para terminar a cualquier lado. ¿Podríamos decir que antes las sacaba por lotería y se le ha acabado la suerte? ¿Toca ese balón con el pie y es mala fortuna el retroceso del balón? Entrar en terreno esotérico podría parecer poco profesional, pero vamos a intentarlo.
Simeone siempre ha hablado y parece confeso de la importancia de la energía. Parece un intangible pero quizá nos ayude a entender muchos de los momentos que nos regala el fútbol. Reducir los errores a la confianza me aleja de lo que siento, porque cuando estás dentro tu cuerpo no tiene tiempo para procesar a esas revoluciones. Eso significa que tiene que haber algo más.
No creo que hayan variado radicalmente los entrenamientos para los porteros en el Atleti. Entonces si los procederes son similares a nivel técnico estaremos de acuerdo que un portero no puede olvidar. Habrá quien argumente que la edad te hace perder velocidad de cabeza, piernas y reflejos. No seré yo quien rebata, pero los meses desde el Atleti campeón a ahora no parece tiempo suficiente para ello.
Desde el inicio de esta temporada, siento que la energía que envolvía los partidos del Atleti ha cambiado. Como juego colectivo, del primero al último se interrelacionan los jugadores de un modo distinto en tiempo y forma. Y de ahí el arquero no puede salir ileso. Pudiera parecer que antes hacía milagros y ahora no, que su coordinación con los defensores era irrompible. Pues todo aquello que se explica táctica y técnicamente tiene un componente energético sin el cual es muy difícil entender los porqués. A mí me lo ha resultado, pero al final la respuesta sólo es una sensación.
Imagen de cabecera: Jan Oblak