Hay algo peor que no tener dinero para fichar: fichar como un pollo sin cabeza. Los males del Manchester United empiezan por eso. Se marchó Alex Ferguson con una ristra de títulos que ya invitaba a pensar que lo que venía iba a ser peor. Y lo fue. El mayor motivo de los sinsabores recientes se debe a las ganas de querer firmar a una serie de perfiles que en aquel momento la plantilla no necesitaba o que claramente ya no estaban en su mejor momento. Desde David Moyes hasta Ralf Rangnick. Ahora lo padece el alemán con un proyecto nuevo, pero muy lejos de lo que él sueña.
La escuadra, realmente, es la mejor en años. Sin embargo, el nuevo técnico se ha topado con una serie de futbolistas con los que no podrá jugar a lo que quiere jugar. Rangnick propone un 4-2-2-2 innegociable en el que necesita que todos los jugadores se involucren en la presión, pero hay un inconveniente superior: el empeño de la directiva en contratar atacantes obliga a tener a superestrellas que no aceptan la suplencia en el banquillo. Los números no salen. Solo pueden jugar once. Jadon Sancho es el mejor ejemplo, perdido ahora mismo en un esquema que no le potencia nada. Algo similar ocurre con uno de los mejores fichajes de la historia del club: Bruno Fernandes.
El portugués, que en el último encuentro ante el Newcastle siguió enseñando que debe jugar siempre, suele encontrar acomodo en la banda. De partida suena muy mal. Es cierto que el luso acaba participando cuando hace diagonales por dentro, pero necesita tocar muchos más balones de los que recibe. En cambio, en el centro del campo, Matic -que ya ha dejado atrás sus mejores años- es el recambio de una pareja que en muchos momentos deja dudas: Fred, que suele pasar muy de puntillas por los encuentros, y un Scott McTominay que sí ha superado las expectativas.
La realidad es que el hecho de obligar a los jugadores de banda a tener que retroceder tantos metros sería una buena idea si los red devils tuvieran a ese tipo de jugadores. Pero no existen. Esto expone a una defensa que no está a gran nivel y a la que últimamente sostiene un legendario David de Gea. Arriba los goles tienen que caer por la calidad que hay. Cristiano Ronaldo se desespera mientras pega los últimos coletazos de su carrera en un equipo que no está bien engrasado. Rangnick tiene mucho trabajo. Para empezar, necesita que sus superiores dejen de fichar por fichar.
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