Tan importante es procurar no caerse como saber levantarse una vez te has caído. Nadie está libre del error, de las malas decisiones, ni de la mala fortuna, factores todos ellos que pueden provocar que te acabes dando de bruces con la realidad. En el mundo del deporte somos testigos de ello constantemente; plantillas elaboradas con ambición para estar arriba que después no logran cumplir las expectativas y acaban flirteando con la zona baja de la tabla. Futbolistas llamadas a marcar una época que, tras alguna temporada irregular, quedan alejadas de ese paradisiaco escenario. Todos ellos, tanto clubes como jugadoras, están expuestos a sufrir una caída, un tropiezo en el que el lamento debe estar presente, pero rápidamente el trabajo y la perseverancia deben tomar las riendas para volver a ponerse en pie.
Y precisamente de trabajo y perseverancia en Bilbao saben un rato. El fútbol femenino en nuestro país no se puede entender de ningún modo sin el Athletic Club, uno de los históricos de este deporte el cual sufrió uno de esos traspiés el curso pasado. El conjunto bilbaíno conquistó la Primera Iberdrola la temporada 2016/17, superando brillantemente en la clasificación final a FC Barcelona y Atlético de Madrid. Y las siguientes cuatro campañas, a pesar de no poder competir con los dos gigantes de nuestro futfem, se mantuvo siempre en la zona alta de la tabla mostrando en todo momento ese carácter combativo que siempre acompaña a los equipos de Lezama. Pero el año pasado la cosa fue muy distinta.
Lo cierto es que las expectativas al inicio de temporada eran positivas. Nada hacía presagiar que el cuadro vasco podría estar alejado de la lucha por acceder a disputar la Women’s Champions League. La plantilla parecía ser de un nivel similar al de años anteriores y la elección de Ángel Villacampa para dirigir al equipo aseguraba una versión sólida y aguerrida del Athletic. Pero a la hora de la verdad las cosas no salieron como se esperaba. En ningún momento las leonas mostraron el acierto y la frescura de años atrás, ni individual ni colectivamente. Y ante una crisis de resultados que llevó al conjunto bilbaíno a merodear las plazas de descenso llegó la destitución del ex técnico del Atlético de Madrid.
Iraia Iturregi fue la encargada de sacar al Athletic del atolladero. Llegó a principios de enero con un colchón de cuatro puntos sobre la zona trágica de la tabla, encontrándose a un equipo falto de confianza y ciertamente desubicado, en el que el objetivo número uno era conseguir el máximo número de puntos posibles para poder tener un final de curso tranquilo. Y lo logró. El cuadro vasco no pasó apuros para mantener la categoría, pero era evidente que había sido un mal año, uno de esos tropiezos como los que comentaba al principio. Conclusión; el Athletic se había caído y ahora debía intentar levantarse.
Y en ello se encuentra. Iraia ha dispuesto del tiempo necesario para sentar las bases de su proyecto con garantías de éxito, pero luego, como siempre, falta que las cosas salgan sobre el césped. El equipo se ha reforzado poco pero bien en verano. Procedentes de la Real Sociedad, han aterrizado en Lezama Mariasun Quiñones e Itxaso Uriarte, dos futbolistas experimentadas que además con su marcha debilitan al eterno rival. Y desde Coruña llegó Peke, destinada a aportar ese desborde tan necesario en la parcela ofensiva que pueda acrecentar la pegada de jugadoras como Yulema, Lucía o Nekane.
Pero donde realmente se ha visto una mejora en referencia a la temporada pasada es en el plano defensivo. El conjunto bilbaíno ha echado el cerrojo atrás y supone un auténtico desafío perforar su marco. Con tan solo cuatro tantos encajados en las primeras siete jornadas disputadas iguala los números de aquel gran Athletic que conquistó la Liga hace ahora cinco años. Y aunque es evidente que el objetivo actual de las leonas no es el mismo que el de por aquel entonces, los datos no dejan de suponer una prueba fehaciente de la resurrección del cuadro vasco.
Con lo visto hasta el momento no parece descabellado pensar que el Athletic Club de Iraia Iturregi pueda ser uno de los aspirantes a ocupar plaza europea a final de temporada. Rivales directos como Real Sociedad, Levante o Atlético de Madrid ya han demostrado que son humanos, y que a pesar de disponer de plantillas de mucha calidad se han dejado ya puntos por el camino. Pero todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, la Primera Iberdrola acaba de empezar y el equipo bilbaíno tiene muy buena pinta, pero hay que ser cautos.
Lo que es evidente es que el Athletic Club ha sabido reponerse al traspiés sufrido la campaña pasada. Para un equipo habituado a luchar por objetivos ambiciosos no resulta fácil verse alejado de la zona alta de la tabla, nadando a contracorriente para alejarse de unos puestos de descenso que, de encontrarte cerca, pueden terminar por engullirte. Su caída nos sorprendió a todos, pero de lo que no teníamos ninguna duda era de que pondría todo su empeño en levantarse al instante. En pie Athletic, es hora de proseguir la travesía hacia lo más alto.
Imagen de cabecera: Athletic Club Femenino
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