Lo vivido este pasado domingo en La Cartuja fue como la colisión de dos buques de mercancías. Dos auténticas naves monstruosas que, puestas en velocidad crucero rumbo a la final de la Eurocopa, solo se podían detener a la fuerza. En cierto punto, ambas llegaron a la vez a un estrecho por el que solamente podía pasar una y, sin tiempo para frenar, la disputa se convirtió en un intercambio de golpes en el que uno de los cargueros terminaría en el fondo del mar. Ya fuese porque su velocidad era mayor, su barco más resistente, o su estrategia de combate más inteligente, el buque belga terminó saliendo victorioso mientras que la tripulación portuguesa tuvo que saltar en botes salvavidas para no hundirse con lo que ahora es chatarra submarina.
Los primeros minutos del encuentro fueron bastante calmados. Ambos equipos tanteaban a sus rivales a la vez que iban entrando en materia. A partir del minuto 10, Bélgica comenzó a soltarse y a combinar con rapidez y, pese a que no creaban demasiado peligro, se notaba que su plan de partido era dominar la posesión y someter a los portugueses en su campo. En cambio, la selección portuguesa estaba cómoda protegiéndose y esperando el momento justo para salir con velocidad con jugadores como Diogo Jota, Bernardo Silva o el mismísimo Cristiano Ronaldo, jugadores que sabemos que ejercen bien esa función.
Tanto es así que la primera ocasión fue para los portugueses, más concretamente para Jota, el del Liverpool. Un balón perdido en el medio campo por Eden Hazard le cayó a Renato Sanches quien condujo rápidamente encarando a la línea defensiva belga. Encontró abierto a la izquierda a Jota que, con tiempo para pensar, decidió bien y tiró a puerta. La decisión fue buena, la ejecución no tanto. Courtois no tuvo ni que moverse pues el balón se fue a dos metros del segundo palo belga. La jugada no terminó en una ocasión clara pero sí en un aviso del peligro que suponen estos jugadores con espacio por delante.
La selección belga siguió dominando el partido durante el primer tiempo hasta que, tras un par de avisos, llegó el gol. Corría el minuto 42; comentaristas, espectadores e incluso jugadores ya estaban pensando en el medio tiempo, hidratarse y recibir instrucciones. Como muchas otras jugadas de Bélgica, la jugada del gol empezó con un balón largo a Lukaku, quien lo controló, lo bajó, esperó a sus compañeros mientras cuerpeaba con Rúben Dias, y la cedió de cara para De Bruyne. En resumen, un déjà vu de cualquier partido de Romelu Lukaku. El rebote de Kevin le cayó a Meunier quien, con un pase horizontal en la frontal del área, le sirvió la asistencia al pequeño de los hermanos Hazard. Thorgan chutó desde fuera del área enviándole a Rui Patrício un misil envenenado que, aunque viendo la repetición parece que el portero luso podía haber hecho algo más, personalmente no tengo dudas de la dificultad de detener un disparo como ese. El del Dortmund le imprimió una rosca de dentro a fuera que, sumado al paso en falso de Rui Patrício que lo hizo estar a contrapié, convirtió un disparo relativamente sencillo en veneno puro. En definitiva, el balón acabó en el fondo de la red y el tanto subió al marcador. No pasó nada más y los jugadores se fueron a vestuarios.
A pocos minutos de comenzar la segunda mitad, Kevin de Bruyne tuvo que ser sustituido por unas molestias que le impidieron seguir en el partido y que preocupan a la afición belga. En los últimos 25 minutos de la segunda parte el guion cambió en favor de los portugueses, quienes asediaban el área belga con mayor frecuencia según avanzaban los minutos. Fernando Santos hizo cambios antes de la hora de juego metiendo en el partido a Joao Félix y Bruno Fernandes, dos jugadores que da miedo pensar que son los suplentes. Pese a que Bélgica tuvo algunas ocasiones más, Portugal dominó en cantidad y claridad de las mismas. Los lusos pudieron haber empatado en un cabezazo de Rúben Dias que salió centrado y Courtois detuvo en un buen acto de reflejos, o en un disparo que Raphaël Guerreiro envió a la base del poste tras un rechace de la defensa belga, pero la balanza se inclinó hacia el lado de Roberto Martínez y los suyos y el marcador no se movió. Bélgica venció a Portugal.
Pero como en toda batalla, la victoria también tiene un coste, en este caso bastante elevado. Además de las molestias de De Bruyne, Eden Hazard también tuvo que ser sustituido por lesión en el minuto 87 tras sentir molestias en la parte trasera del muslo derecho, una de las zonas que lleva dando problemas al belga este último año y medio. A la espera de los diagnósticos de sendas estrellas belgas, Roberto Martínez tiene que trabajar desde ya en la preparación del enfrentamiento de cuartos de final, en el que se enfrentarán a Italia, otro de los buques de mercancías más poderosos de esta Eurocopa.
Con esta clasificación, Bélgica encadena dos Eurocopas y dos Mundiales consecutivos clasificándose entre las 8 mejores selecciones, un logro digno de reseñar y admirar. Veremos si en esta edición de la máxima competición europea de selecciones el carguero belga puede llegar todavía más lejos, pues la travesía no es sencilla para nadie.
Imagen de cabecera: UEFA (@EURO2020)
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