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Fútbol femenino

Martens y Aitanas

Lieke y Aitana. Martens y Bonmatí. De un lado, la primera futbolista por la que el Barça pagó un traspaso. Del otro, el mayor valor de La Masía en años. Son dos futbolistas muy distintas, pero ambas representan la clave del éxito de este Barça que ya reina en el continente además de en nuestro país.

La neerlandesa todavía no había deslumbrado en la Eurocopa cuando se hizo oficial su incorporación procedente del Rosengard sueco. Por entonces era una jugadora desconocida para el público español, si bien se había enfrentado al propio Barça en Champions y había dejado muestras de su potencial. La dirección deportiva comandada por Markel Zubizarreta realizó un análisis concienzudo (le siguieron en hasta 12 partidos ‘in situ’). Tanto gustó Lieke que el club azulgrana desembolsó por primera vez dinero por un traspaso. Al tener contrato hasta 2019, el Barcelona negoció y alcanzó un acuerdo por una cifra que oscila entre los 30.000 y los 45.000 euros.

Tras la Eurocopa, en la que Países Bajos se coronó con sorpresa (pese a ser la anfitriona), Lieke deslumbró justificando lo acertado de su fichaje. Fue la MVP del torneo, y eso le valió para ganar poco después el The Best a mejor futbolista para la UEFA. Pronto se convirtió en la cabeza visible de un proyecto ambicioso cuyo objetivo no era otro que el de ganar todos los títulos posibles. En la temporada 16-17 el Atlético conquistó su primera Liga y Xavi Llorens fue destituido. La apuesta azulgrana se centró en fortalecer la plantilla sobre todo con futbolistas extranjeras, desde la ya mencionada Lieke hasta Fabiana, Bussaglia, Andonova o Toni Duggan

Cuatro años después Martens es la única futbolista de ese grupo de extranjeras que sigue todavía en el equipo. Y eso que ha sufrido altibajos y no ha sido nada constante en su juego. Por desgracia, la mediática jugadora en la que se había convertido vivió siempre bajo el peso de las expectativas que creó en el Campeonato de Europa. Tardó en demostrar su potencial, ya a finales de la temporada 18-19, y no consiguió decantar la balanza a favor de las culés en partidos decisivos frente a rivales como el Lyon o el Atlético. Las lesiones y la llegada de jugadoras de gran nivel en el ataque (Jenni Hermoso, Oshoala y Caroline Graham) la relegaron a un segundo plano. 

Sin embargo, la temporada en la que tenía más difícil jugar ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, dándole la vuelta a su situación y confirmándose como una de las grandes artífices del título de UWCL. Suplente en los dos partidos de la eliminatoria ante el City, se desquitó en semifinales anotando un doblete en apenas media hora ante el PSG en semis. Su final fue un escándalo: en Goteborg, Martens arrancó el partido con un obús al larguero que acabó, tras varios rechaces, en el 0-1. De sus botas nacen el 0-2 y el 0-3, y el 0-4 es una jugada individual espectacular en banda izquierda que finalizó Graham a placer. Fue probablemente su mejor partido con el Barça, nada menos que en una final que supone su primer título continental. Por exhibiciones como esa aterrizó en la Ciudad Condal.

La estrategia inicial azulgrana, como hablamos, no encontró rédito inmediato. Un año después de los primeros fichajes con experiencia internacional llegaron siete foráneas más, por solo una incorporación nacional (Mapi León). Ese mismo curso salieron Ane Bergara, Miriam Diéguez, Sandra Hernández y los sonados casos de Laia Aleixandri y Jennifer Hermoso. Un verano después el club azulgrana firmaba cuatro fichajes de los cuales solo uno (Andrea Pereira) era nacional. Y una vez más la mayoría de salidas fueron futbolistas de nuestro país (Marta Unzué, Olga García, Ruth García, Andrea Giménez y Laura Ràfols). Cuando el Barça acabó la 18-19 sin títulos y con la final ante el Lyon perdida por 4-1, se comenzó a divisar un cambio en la estructura, con Lluis Cortés con gran parte de culpa.

Ese año, de las 24 futbolistas con más minutos había 16 jugadoras españolas, el doble que las extranjeras. Jóvenes como Patri Guijarro, Aitana Bonmatí y Mariona Caldentey se asentaban al tiempo que las promesas (Candela Andújar, Jana Fernández o Claudia Pina) comenzaban a asomar la cabeza. Ese mismo verano el club azulgrana aportó hasta 10 jugadoras a la selección española en el Mundial de Francia, el doble que el Atlético campeón de Liga. Hoy, la base de este Barça campeón es nacional (17 de 25) y su mayor orgullo, la cantera. 

Si antes era difícil apostar por La Masía, Lluis Cortés ha confiado este curso en Laia Codina, Jana Fernández, Ari Mingueza y por supuesto Bruna Vilamala. Todas se miran en el espejo de Aitana Bonmatí, cuyo salto de calidad en los dos últimos años es incuestionable. La centrocampista de San Pedro de Ribas fue titular en la final de Budapest de 2019 (Hamraoui estaba sancionada) y sufrió muchísimo. Dos años después fue nombrada MVP de la final ante el Chelsea tras un partido excelso. Es el mayor espejo en el que se miran las jóvenes futbolistas que ansían llegar al primer equipo y triunfar. Aitana ha pasado de ser uno de los principales revulsivos desde el banquillo y jugadora de rotación a ser prácticamente imprescindible en el campo.

Aitana y Lieke. Lieke y Aitana. Martens es el ejemplo de que, si se ficha a alguien de fuera, debe ser primerísimo nivel. En esa línea han sido las últimas incorporaciones culés, todas ellas importantes (Oshoala, Hansen o Hamraoui). Y Bonmatí es la demostración de que la base para cosechar éxitos puede y debe ser el producto nacional. El que se trabaja cada día con el ADN Barça. El que ha permitido alcanzar la gloria.


Imagen de cabecera: ImagoImages

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Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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