El fútbol americano es un deporte adictivo. Una vez comprendes su mecánica (que no es tan complicada como parece), te enganchas a él y no paras. En España la NFL tiene cada vez más seguidores, pero podrían ser más. ¿Cuál es el problema? Que entre el final de una temporada y el inicio de la siguiente pasan siete meses. Una travesía larguísima en la que muchos fans potenciales se quedan en el camino.
Los oasis
La offseason es un desierto, pero también tiene sus oasis. Aunque no sea en la offseason en sí, las nuevas temporadas arrancan en enero, pero sólo para los equipos que no se meten en Playoffs. En el llamado lunes negro (el lunes siguiente al último domingo de la temporada regular), muchos técnicos son despedidos. Sus remplazos son anunciados pocos días después, aunque algunos pueden tardar varias semanas porque varios de los nuevos entrenadores jefe suelen ser los coordinadores de los equipos que todavía están en la lucha por meterse en la Super Bowl y hasta que no caigan eliminados, no se puede oficializar nada.
Ya dentro de la offseason, entre el final de la Super Bowl y el inicio oficial de la nueva temporada, hay un evento que se suele marcar en rojo en el calendario: la Combine. Se celebra en Indianápolis y en ella los jugadores universitarios que se presentan al Draft hacen pruebas físicas y mentales que pueden hacer que su cotización de cara a abril suba o baje. Como complemento a la Combine están los Pro Days, días de exhibición en los campus de las universidades en la que sus prospects lucen más sus habilidades.
El Año Nuevo de la NFL, el cambio oficial de temporada, llega en la tercera semana de marzo. El mercado abre y llegan los fichajes (agentes libres, traspasos), los cortes, las renovaciones, las retiradas, las reestructuraciones de contratos, etc. Es un periodo intenso, pero no todo lo emocionante que podría llegar a ser: dura poco, porque la mayoría de operaciones gordas se solventan en menos de una semana… y casi todas ya se saben antes de que se hagan oficiales. A los periodistas como Adam Schefter (el equivalente NFL a Adrian Wojnarowski) se les suma que los propios insiders de la liga (como Ian Rapoport) oficializan de facto los movimientos de las franquicias, aunque el periodo no esté abierto.
Una vez el mercado está calmado, comienza la cuenta atrás para el gran oasis: el Draft. Es otra caminata de un mes y medio, pero es más entretenida que la anterior. Se puede pasar viendo vídeos de los highlights de los chicos más prometedores, leer análisis de las características de los jugadores y, por supuesto, los mocks. Esas predicciones de a quién escogerán los equipos que acaban saltando por los aires porque un equipo ha decidido subir puestos o ha hecho algún traspaso en los días previos… y durante los tres días que dura el propio Draft.
Como el Draft se considera el inicio de un cambio de ciclo, un par de semanas antes los equipos suelen presentar sus nuevos uniformes y/o su rebranding, si es que estos se llevan a cabo.
El último oasis es el anuncio oficial del calendario de la temporada. Cada equipo ya sabe desde enero quiénes van a ser sus rivales, pero no es hasta ese día cuando se revela el orden, el tipo de partido que va a ser (Thuesday Night, Sunday Night, Monday Night…) y los byes (la jornada de descanso). Lástima que las filtraciones hagan que el asunto pierda parte de la gracia. Por suerte, el calendario no se anuncia sin más, sino que los departamentos de comunicación de las franquicias “se pican” por ver cuál lo hace de la manera más creativa.
La larga travesía
Dejado atrás el Draft y las alegrías o lamentos por lo que ha hecho tu equipo y conocido ya el calendario de la temporada, llega la nada. Ni más ni menos que tres meses hasta que llega la pretemporada, cuatro hasta el día del kickoff. Mayo y junio son meses de vacío absoluto. En julio comienzan los training camps y ahí sí que puede haber chicha, sobre todo si algún jugador decide echarle un pulso a su equipo no presentándose a los entrenamientos en busca de una sustancial mejora salarial.
¿Cómo matar el gusanillo de football? Las opciones son diversas: desde leer libros (en español hay un buen catálogo) y artículos, escuchar los muchos podcasts que también hay en español, revisar vídeos, partidos, etc. E incluso estar al tanto de la actualidad de la liga, que en esos meses no abunda, pero “haberla, hayla” (fichajes de veteranos, estrellas que no quieren volver a sus equipos). Y luego está otra alternativa, también muy sana: desconectar totalmente del football y centrarse en otros menesteres.
Así es la offseason de la NFL, una etapa de siete meses casi eternos que se sobrellevan como se puede. La parte positiva es que esta travesía por el desierto hace que los pocos meses que dura la temporada se disfruten más.
Imagen de cabecera: Imago
Periodismo UCM. NBA en @SpheraSports y Sporting en La Voz de Asturias (@sporting1905).
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