Era el minuto 13 del encuentro de cuartos de final de la Copa de la Reina entre el Sevilla y el Barcelona cuando una jugadora local agarró un balón, se buscó un hueco en la maraña de piernas azulgrana y fusiló las redes defendidas por Cata Coll. Su nombre es Claudia Pina, una de las grandes promesas del fútbol femenino español… y el mayor valor que tiene el club azulgrana salido de su cantera.
De un tiempo a esta parte el Barça ha demostrado que gran parte del mérito de los éxitos cosechados tienen que ver con una planificación deportiva estudiada al detalle, con una plantilla amplia y variada donde tienen cabida grandes estrellas nacionales e internacionales, pero también valores de futuro que poco a poco se asientan en el entramado culé. Hace años que Mariona Caldentey, Patri Guijarro y Aitana Bonmatí irrumpieron con fuerza, hoy son piezas clave del finalista de Champions.
Y más allá del acierto a la hora de captar jóvenes talentos antes que nadie (las dos primeras son buenos ejemplos, pero también entran aquí la propia Cata Coll o Gio Queiroz), es cada vez más importante el trabajo en La Masía, fuente que enriquece no solo al primer equipo azulgrana, también a las categorías inferiores de la Selección (en la última lista de la sub-19 es el que más aporta con seis) y a muchos clubes de la Primera Iberdrola. Lluís Cortés cuenta en su plantilla con hasta ocho futbolistas formadas en el filial, la mayoría todavía con ficha del B pero asistiendo regularmente a entrenamientos y convocatorias de Liga y Champions.
Destaca sobre todas ellas Bruna Vilamala, que a sus 18 años ha marcado seis goles en sus últimos cuatro partidos en el torneo doméstico (y eso que su media de minutos por jornada no llega a 50’). El técnico ha tirado con asiduidad de Bruna, pero también de Jana Fernández, Gemma Font, Ari Mingueza o Laia Codina, que volvió el pasado 17 de abril después de una dura lesión. Precisamente esta última hablaba de la importancia de que se cuente con futbolistas del filial en una entrevista en MD. “Lluís (Cortés) tiene mucho que ver en esto. Se lo hemos de agradecer muchísimo porque es algo que el club siempre pide y ahí Lluís nunca se ha arrugado. Desde abajo se trabaja mucho y nosotras hemos demostrado que cuando nos dan la oportunidad respondemos bien. Hay mucho futuro en la Masia, las que venimos de abajo lo agradecemos porque son muchos años picando piedra y es un salto muy importante”.
Sin embargo, y a pesar de las oportunidades de las que ahora gozan, a largo plazo es muy difícil llegar a jugar con regularidad en un equipo como el Barça. Para las más jóvenes el simple hecho de entrenar junto a Jenni Hermoso, Alexia Putellas, Caroline Hansen o Lieke Martens ya es una especie de máster para el futuro. Otras, en cambio, necesitan foguearse en clubes de la Primera Iberdrola, con el objetivo de regresar algún día. Es Claudia Pina la que más posibilidades tiene de volver y tener un hueco, aunque es imposible asegurarle la titularidad con Jenni, Oshoala y compañía arriba. Pina, campeona del mundo sub-19, lleva nueve tantos este curso y es imprescindible para Cristian Toro. Su compañera Carla Amengol, también cedida por el Barça, no cuenta con la misma confianza. Sí brilla con fuerza otra jugadora a préstamo, una Candela Andújar que marca goles y aporta desequilibrio en el Valencia.
Pero La Masía, como hemos mencionado anteriormente, acaba siendo una fuente de talento para el resto de equipos, algo que aumenta su nivel de forma exponencial. No todas pueden jugar en el Barça, pero más de una veintena de jugadoras que han pasado por la cantera azulgrana forman parte de la Primera División femenina. Berta Pujadas, Anna Torrodà y Sandra Hernández también en el Valencia, Laia Aleixandri en el Atlético, Tere Morató, Paula Fernández y Zaira Flores en el Rayo, Ariadna Rovirola en el Santa Teresa o viejas conocidas como Olga García (EDF Logroño), Anair Lomba o Paula Nicart (Espanyol). El Éibar tiene hasta cuatro futbolistas que formaron parte del filial culé: María Llompart, Queralt Gómez, Aida Esteve y Arola Aparicio.
No es algo casual. El Barça lleva trabajando su cantera de una forma semejante a como lo hace en el fútbol masculino, y todos conocemos la tremenda producción de joven talento que cada año emerge en La Masía. Es una demostración más de que, potenciando las mejores canteras del país se contribuye a un crecimiento del fútbol femenino en España cada vez más sostenido. Las jugadoras llegan a la élite cada vez más preparadas, la Selección es favorita en cada torneo que tenga que ver con categorías inferiores y el nivel medio de la Liga aumenta sin cesar. Cuanto más profesionales son las canteras, más profesional es la Primera Iberdrola.
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Imagen de cabecera: Imago
Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
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