Es triste ver cómo un jugador prometedor se diluye con los años y no termina cumpliendo las expectativas que había sobre él. En general, son jóvenes que, pese a tener muchísima calidad, se ven superados por la opinión pública. Nunca es suficiente. Sus precios de mercado suben rápidamente posicionándolos como la élite del fútbol, pero lo que no crece tan rápido es la madurez y la fortaleza mental, algo muy necesario para soportar la presión y mantenerse en lo más alto.
Más triste todavía es cuando esta situación le ocurre a alguien de casa, alguien criado y formado dentro del club, un jugador que entiende perfectamente la filosofía del club y que la filosofía le entiende a él. Jesse Lingard es un ejemplo de ello.
Nacido en diciembre de 1992 en Warrington, Jesse fue escalando por las categorías inferiores de los ‘red devils’ con el mismo sueño que tenían todos sus compañeros de viaje: afianzarse en el primer equipo. Tras varias cesiones en Leicester, Birmingham, Brighton y Derby County, Jesse era una de las joyas más prometedoras de la Premier League, así como del fútbol mundial. Entre 2016 (inicio de la primera temporada completa de Lingard con el Manchester United) y 2018, su valor de mercado pasó de cinco millones a 40, es decir, un 800%.
Evidentemente, dicho crecimiento estuvo justificado con sus fantásticas actuaciones en el campo. Este periodo coincide con los años de Mourinho como entrenador ‘red’. Y digo coincide por decir algo, porque no es coincidencia. Lingard ha expresado en numerosas ocasiones lo cómodo que estaba con Mourinho como entrenador, el aprecio que le tiene y lo importante que ha sido para su carrera. Tanto es así que, desde la marcha de Mou, su rendimiento no ha hecho más que caer en picado.
Con Mourinho era un fijo en el once titular de un United a la deriva y sin timón. A pesar de la situación general del club, Jesse brillaba con luz propia. Con la llegada de Solsjkaer fue perdiendo protagonismo. Su puesto más habitual pasó de ser el centro del campo, a ser el centro del banquillo, y con él, el centro del foco mediático. Las críticas tampoco se quedaron a un lado.
Esta bajada de nivel tiene su explicación, en sus inicios, en las lesiones que sufrió en aquella época. Tras su vuelta, no tuvo los minutos que sí tenía con Mou y, cuando jugaba, era evidente que no era el de antes. Además, se le hizo mucho más complejo ganarse el puesto ya que ni Van de Beek, llevado a Manchester a golpe de talonario, fue capaz de ganar continuidad en el centro del campo. Pero la culpa de esto no la tiene solamente Ole, el nivel estratosférico de Bruno Fernandes es el máximo responsable. Ese es un tema complejo pues, si Jesse pretende quitarle el puesto al portugués, solo me queda desearle buena suerte.
Lo cierto es que Lingard estaba pasando una mala racha, no solo futbolística, sino personal. En conversaciones con el United, llegaron a la conclusión de que necesitaba cambiar de aires, resetear el chip y volver con energía. Londres fue la ciudad, West Ham United el equipo. Allí, Jesse está recuperando su mejor nivel, y no solo recuperándolo, sino superando sus mejores estadísticas y tirando del equipo ‘hammer’ hacia los puestos Champions, aprovechando el bajo nivel que vienen demostrando equipos como Liverpool, Tottenham o Arsenal. Desde su llegada en el mercado de invierno, ha jugado 10 partidos en los que ha marcado nueve goles y repartido cuatro asistencias. De esos 10 encuentros, seis victorias, dos empates y dos derrotas. Buenos números para aquel joven al que algunos daban por muerto.
En verano termina su cesión en el equipo londinense y ya son varios los clubes que se rumorea que andan tras su ficha (Arsenal, Tottenham, Leicester, Real Madrid…). Aun así, su club sigue siendo el Manchester United y, salvo sorpresa, parece que regresará para tratar de ganarse el puesto en el equipo de sus amores. El caso de Jesse demuestra que no debemos dar nunca por acabado a un jugador que ha hecho tanto en tan poco tiempo, demuestra que la calidad abismal de un jugador como él no se esfuma de un día para otro y, sobre todo, demuestra que es normal que un jugador así de joven tenga altibajos y no por eso se merece el linchamiento público y las críticas que a Jesse Lingard le ha tocado recibir.
Ojalá regrese a Old Trafford y logre triunfar en el Manchester United ya que, como aficionado que soy a los clubes de cantera, le deseo a Jesse todo lo mejor.