Aquí se da por supuesto que quién paga manda, que pisa al que tiene menos y expropia sin piedad ni escrúpulos. En esta pirámide de casi censura a los que menos tienen y minimización de sus posibilidades entramos en el terreno del derecho y la obligación. Derecho a soñar para los de la escala menor y obligación por objetivos a los de la cúspide.
¿Cuál es el valor del dinero en el fútbol? Si hablamos de presupuestos, Midas de Guandong tocó al Espanyol y Turki de Arabia al Almería. En su corte los cowboys de Mallorca y los pepinos a precio de oro de Leganés. Con las compensaciones en la mano y las alforjas sanas cuatro equipos llamados a devorar todo lo que venga por detrás. En la teoría económica cuatro entidades blindadas por ceros en las cuentas con una bola pesada agarrada al tobillo, el ascenso.
Se espera su cinismo y no se rehúsa su etiqueta de ricos. Cada vez que pisan la hierba parece que deben resolver con clase y acabar oliendo bien. Un principio de snobismo extendido entre muchos, aquellos que entienden que en el IBEX 35 no hay cabida para las emociones. Pero, ¿por qué una empresa se revaloriza y vende mejor sus acciones? Cuestión de confianza, feeling, piel.
En fútbol, 1 euro puede valer más que 1000. Es cuestión de inversión. Haciendo un estudio de revalorización de activos veremos que los mejores brókers del balón (covid mediante) son prácticamente desconocidos. ¿De dónde sale Pablo Martínez? ¿Quién sugirió a Kelechi? Así podría escribir un libro. Pero lo más importante, ¿cómo se traslada el dinero al campo?
Los ricos suelen ponerlo en fajos contados y marcados. Jugadores con cara propia en el Fifa y skills contrastadas, buscando el mínimo margen de error. Los ricos de verdad, juegan sin pesos, porque no hay mayor riqueza que no depender de nada ni nadie. Las dependencias son lastres que muchas veces hacen que el que vale 10 rinda por el doble y el que vale 20 por la mitad. Eso, en gran medida, explica las frustraciones de muchos que esperan que sólo puedan ganar los suyos, sin concebir que la riqueza en el fútbol no se mide en el banco.
Muchos mensajes post-partido confunden la derrota con la pereza y la falta de intensidad, sin ser capaces de disociarla del caché de los futbolistas. Para mi gusto, no hay una relación directa, ni en lo individual ni en lo colectivo. Se trata de sinergias y emociones, no de números. El fútbol no deja de ser un reflejo de la vida donde no es más rico el que más tiene, sino el que es más feliz.
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