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Fútbol

El fútbol no hay quien lo entienda

Lo que más me gusta del fútbol es que sigue habiendo cosas que no entiendo. El fútbol, que es más viejo que la tos, que ya está todo inventado, y no entiendo que todavía le encuentre aspectos que, no es que me inquieten, me atormenten o me perturben, pero sí que no dejan de sorprenderme. Y esto es bueno, porque es lo que hace que me siga gustando el fútbol.

  • No entiendo por qué Nyom, jugador del Getafe, va como un tren descarrilado hacia Lodi, jugador del Atlético de Madrid, que está donde la línea de banda, casi diría que hasta fuera del campo, y le arrolla. Chico, que en esa zona no hay peligro de gol, ni peligro de jugada de gol, ni peligro de nada. Bueno sí, de que te pases de frenada y te lleves por delante al individuo que está ahí. Qué además ahora hay VAR, al árbitro le avisan y la amarilla que te han enseñado se convierte en roja.

Acuérdate para la próxima, Nyom. Mejor aflojar las revoluciones.

  • No entiendo por qué Bordalás, entrenador del Getafe, prepara a Take Kubo -al menos eso dijeron los comentaristas de televisión- para salir en el minuto 94. Si el tiempo de descuento era de 4 minutos. Vamos, que no había ni tiempo que perder.

El chico no salió, menos mal. Que si no le hubiera caído la típica del amiguete bromista: “Enorme tu aportación, eh Take”.

  • No entiendo por qué Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, está en el minuto 3 de un lado para otro, como un león enjaulado, observando nervioso y dejando escapar algún que otro gesto de esos suyos tan particulares. ¿Qué habrá visto ese hombre? ¿Será la manera de mantener la tensión para que no haya ningún cortocircuito? No sé, pero relájate un poco, que falta mucho partido.

Lo de partido a partido se le queda corto. Simeone va minuto a minuto.

  • No entiendo por qué Benzema, jugador del Real Madrid, se espera al minuto 91 para fabricar la jugada del partido y diseñar un sensacional zurdazo para que su equipo acabe ganando 2-1. Es como ese estudiante aventajado que se deja todo justo para el día de antes del examen y luego saca un 10. Pues eso, que Benzema y el Real Madrid parece que lo dejan todo para el final.

Y pienso: “No es apurar mucho. Más que nada por el entrenador, por Zidane, que debe estar en un sinvivir”.

  • No entiendo por qué la presentadora de la televisión, en el resumen de la jornada, sobre el Osasuna-Valladolid dice: “Se conforman con el empate”. Cuando en el Mundial del 82 Alemania le marcó un gol a Austria y ese 1-0 les valía a los dos para clasificarse, aquellos jugadores sí que se conformaron con el resultado. Estuvieron 80 minutos conformándose. No creo que, ni a los de Osasuna ni a los del Valladolid, les haya sabido bien el empate.

Vaya por delante que me parece muy difícil presentar un programa de televisión de fútbol y que considero que lo hacen bastante bien. Cuidando los matices les puede quedar todavía mejor.

  • No entiendo por qué Álvaro Cervera, entrenador del Cádiz, dice que en el fútbol estamos acostumbrados a que es un juego de aciertos y hay veces que es más de errores que otra cosa”. La explicación que da es porque -Alavés y Cádiz empataron a uno- los dos goles fueron precedidos de dos errores.

Que sí, que ha sido así, pero el fútbol es un juego de aciertos. Ni el árbitro, ni el campo, ni el rival, ni tus propios errores pueden ser excusa. Como aciertes, cuanto más mejor, nada te va a impedir ganar el partido.

  • No entiendo por qué en un partido espeso, cerrado, con un equipo dispuesto a imponer su planteamiento defensivo, se lesiona Silva, jugador de la Real Sociedad. El jugador más creativo, el que puede encender alguna chispa, el que puede aportar algo ilusionante, y se tiene que marchar del campo.

Que no se lesione nadie, pero si encima se retira el futbolista que tiene más imaginación, pues el partido como que se hace bola.

  • No entiendo por qué hay un gol en ese partido, del Granada, y hasta el gol es feo. Un tiro de Víctor Díaz desde fuera del área, ante una nube de jugadores, el balón se iba ni se sabe dónde, y por el camino le da en el tobillo a Germán variando su rumbo hacia el fondo de la portería.

Cuando el partido es feo hasta el gol es feo. Claro, que los aficionados del Granada dirán que es un golazo: “Está de espaldas, sin mirar la portería, y le pega de tacón…”.

  • No entiendo por qué casi a la misma hora, en el norte de Londres, en el derby Arsenal-Tottenham se juega a otro fútbol y aparece un argentino que se llama Erik Lamela para marcar un gol bonito no, precioso. Un gol de rabona, por debajo de las piernas de un contrario, que parece como si hubiera chutado normal. Una maravilla. Una obra de arte. Un canto a la libertad.

Pues ese gol tan bonito ha quedado de exposición. Nada más. Su equipo, el Tottenham, al final perdió 2-1 y además Lamela fue expulsado al recibir dos tarjetas amarillas en 8 minutos.

  • No entiendo por qué hay tanto revuelo con Haaland y Mbappé y no incluyen en la fiesta a Lewandowski. El polaco es el delantero por excelencia. Ha marcado esta jornada y ha igualado a Fisher como segundo máximo goleador en la historia de la Bundesliga alemana. Lleva 268 goles. Sólo le supera Gerd ‘Torpedo’ Müller.
  • Y no entiendo por qué a Messi no se le ha construido ya un monumento al lado del Camp Nou. Una fuente. O una plaza. Un Coliseo. No hay que esperar a si se va o si se queda. Y mucho a menos a que se retire, que es lo que se suele hacer para rendir homenaje a alguien. Hay que hacerlo ya, que ha igualado a Xavi y va a ser el jugador de la historia del Barça con más partidos disputados.

No creo que exista un futbolista en el planeta que le haya dado tanto a un club como lo ha hecho Messi con el FC Barcelona. Desde que era un niño.

Pues para ser sólo una jornada han salido unos cuantos detalles. El fútbol. No hay quien lo entienda.

Imagen de cabecera: Imago

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