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Garbiñe ha vuelto

A los 23 años ganó su primer Grand Slam, Roland Garros, territorio gobernado por españoles y reinado por Rafael Nadal. Un año después, ganó su segundo GS, esta vez en Wimbledon, segunda española que lograba tal proeza tras Conchita Martínez que lo consiguió en 1994. Llevaba 2 años sin conseguir un título. Pero Garbiñe ha vuelto.

La tenista hispano-venezolana lleva un balance increíble en lo que llevamos de año. No obstante ha disputado 2 finales sin recompensa (no pudo vencer a Asleigh Barty en Yarra Valley Classic y tampoco a Pliskova en Qatar Open) pero se ha coronado en la tercera final disputada este año en Dubai tras vencer a Krejcikova en dos sets. No solo eso, ya se encuentra en decimotercera posición del ranquing WTA, a tan solo tres puestos de estar en el Top10. A pesar de haber logrado solo un título, Muguruza suma 17 victorias frente a 4 derrotas este 2021. Un balance increíble teniendo en cuenta la irregularidad que caracteriza, o caracterizaba, a la mejor jugadora española en el panorama actual de esta disciplina.

Reconocida por su estilo de juego agresivo, por ser sólida en juego de atrás y por tener gran fuerza debido a su envergadura. Por sus características físicas, gran altura y brazos largos, siempre ha intentado jugar a pocos tiros para evitar el cansancio físico. Pero es cierto, que poco a poco, su juego se ha ido modificando hasta lograr ser bastante solvente en el ámbito defensivo. A día de hoy, Garbiñe está intentado conseguir un equilibrio para ser una jugadora contundente

Gran parte del cambio que estamos viendo en Muguruza se debe a su entrenadora Conchita Martínez con la que apenas lleva 1 año y poco. Hasta entonces, Garbiñe había estado en manos de Sam Sumyk, con él logró los dos Grands Slams que se encuentran en su vitrina. Pero cayó en un pozo en el que no veía la salida, en 2019 acabó el año la número 39 del ranking WTA y sumando un título menor, el WTA 250 de Monterrey. Fue en 2020 cuando la hispano-venezolana decidió ponerse en manos de Conchita quién en una entrevista reconoció que hubo muy buen feeling desde el día que nos conocimos”. Y así es. Las dos españolas, no solo coinciden en ser las únicas de nuestro país en haber logrado la corona en Wimbledon, si no que tienen una relación que está empezando a dar sus frutos. 

Parte del trabajo, que se le tiene que reconocer a Conchita, es mental. Garbiñe, a menudo, se ha caracterizado por ser una jugadora con muy buenas aptitudes físicas pero no tanto mentales. Hecho que pudimos ver reflejado este mismo año en los cuartos de final del Open de Australia frente a Naomi Osaka. Muguruza tuvo dos bolas de partido que no supo aprovechar. Aún así, mostró un nivel elevado y ser una jugadora muy completa. Pero como decía, hay que hacer gran hincapié en el factor mental. Desde que ambas trabajan juntas, se ha podido ver que Garbiñe está aprendiendo a canalizar el carácter que la definía, gracias a la atmósfera de calma que le da Conchita. 

2021 puede ser un gran año para Garbiñe Muguruza. Todavía están en juego Roland Garros, Wimbledon y el US Open. Ah, y los Juegos Olímpicos. No sabremos lo que pasará, pero lo que sí sabemos es que ha vuelto. 

Imagen de cabecera: ImagoImages

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