Que un deportista llegue a adquirir el calificativo de profesional es sin duda algo de lo que sentirse muy orgulloso. La competencia siempre es feroz, el plano anímico y el físico tienen que estar en constante sintonía y por encima de todo el afán de mejora debe estar presente en todo momento, dado que el conformismo puede acabar con una carrera deportiva en un abrir y cerrar de ojos. No es fácil, ser reconocido como profesional significa estar entre los mejores, convertirte en el referente de niños y mayores y ,quizás con un poco de suerte, poder llegar a ganarte la vida con lo que de verdad te apasiona.
La historia de cualquier deportista de élite acostumbra a provocar admiración. Figuras a quien solemos venerar cuando somos testigos del camino que han recorrido para llegar hasta donde están, y de la constante progresión que han tenido que llevar a cabo. La mayoría de los casos son dignos de alabanzas, pero luego están las historias que van un poco más allá, las que te demuestran que los mortales tenemos la suerte de compartir este mundo con seres completamente extraordinarios. Personas que no han conocido jamás la palabra rendición y que nos regalan además de sus éxitos deportivos auténticas lecciones de vida con las que motivarnos a diario. En esos casos, llegar a convertirte en profesional pasa a adquirir el calificativo de heroico.
La de Eva Dios es una de esas historias. Uno de esos relatos que sientes la necesidad de compartir con todo el mundo, con la intención de transmitir que aquel famoso “si quieres, puedes” no es una simple frase motivacional alejada de la realidad. La actual futbolista del Deportivo Abanca es un bonito ejemplo de cómo el trabajo y la perseverancia pueden llegar a minimizar los efectos de una peculiaridad que podría haber supuesto una traba para la práctica de un deporte a nivel profesional. Pero entremos en materia.
Eva vino al mundo un 4 de marzo de 2002 en el municipio pontevedrés de A Illa de Arousa, y no lo hizo sola, puesto que llegó acompañada de su hermano gemelo Adrián. Todo parecía discurrir con total normalidad, pero cuando los pequeños tenían alrededor de dos años algo hizo saltar las alarmas en el seno familiar. Al llamar a ambos niños por sus respectivos nombres Adrián se giraba y acudía rápidamente ante quien le reclamaba, pero Eva no parecía percatarse de que alguien se dirigía a ella. Esta circunstancia no resultó ser algo pasajero, de modo que no quedó más remedio que empezar a visitar especialistas que pudieran diagnosticar el problema.
Las pruebas acabaron por aportar luz sobre aquella incógnita, otorgando nombre y apellidos al motivo que impedía la fluida comunicación con la niña. Una hipoacusia bilateral severa que afectaba a ambos oídos era la culpable de que la pequeña no pudiera escuchar con normalidad, una dolencia desarrollada a raíz de una fiebre vírica que padeció cuando todavía era un bebé y que por desgracia le obligaría a portar audífonos de por vida, dado que sin ellos apenas disponía de un 20% de capacidad auditiva.
Aquella noticia resultó un duro golpe, pero en ocasiones cuantas más trabas hay en el camino más motivación existe para recorrerlo y poder llegar hasta el final. Eva Dios afirma que desde pequeña tuvo muy claro a qué se quería dedicar, darle patadas a un balón era su pasión y aquel problema de audición no iba a poder frenarla. A la temprana edad de 5 años comenzó a colocar las primeras piedras para construir su sueño. Primero en el Céltiga, equipo donde militó durante varias temporadas, y más tarde en el Portonovo, donde obtuvo su primera convocatoria para la selección gallega en categoría infantil. También formó parte del Victoria FC y del Viajes Interrías, desde donde acabó dando el salto al filial del Deportivo Abanca.
Durante algunos años llegó a compaginar el fútbol y el fútbol sala, acudiendo a entrenar los cinco días de la semana. Y es que sobre el parquet Eva también ha vivido momentos inolvidables. Sin ir más lejos en 2018 acudió con la selección española a un campeonato de Europa para personas sordas disputado en Tampere (Finlandia), del que salió con una medalla de bronce colgada al cuello y el trofeo de MVP bajó el brazo.
El que la sigue la consigue dicen. Y así debe ser, porque las buenas noticias han seguido acompañando a nuestra protagonista en los últimos tiempos. Manu Sánchez ya le ha concedido minutos en los últimos encuentros del Deportivo Abanca en Primera Iberdrola, dejando de lado el filial y enrolándose en la dinámica del primer equipo. Y cómo guinda a este brillante presente Pedro López la ha incluido en la convocatoria para los primeros entrenamientos de 2021 con la selección sub19.
Gracias a Eva Dios tenemos un nuevo ejemplo de superación que nos demuestra que el trabajo y la perseverancia pueden derribar los obstáculos que pretendan alejarnos de nuestro objetivo. Con 19 años recién cumplidos el futuro es más que prometedor para una futbolista gallega que lo tiene todo para acabar triunfando en la que es su pasión, empezando por un carácter ganador que, como hemos podido comprobar, la acompaña dentro y fuera de los terrenos de juego desde muy temprana edad.
Imagen de cabecera: Twitter Oficial de Eva Dios
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