En los albores de la 2020-2021, cuando la plantilla ni siquiera estaba decidida, muy sonada fue la decisión del Atlético para su lateral derecho. El encaje de bolillos no era sencillo. Trippier, Arias y Vrsaljko, cada uno con sus virtudes y sus defectos. Ninguno titular seguro para el Cholo, aunque el británico partía con ventaja visto lo visto en la 2019-2020. Arias, que pocas veces había tenido continuidad de rojiblanco, sí había realizado partidos de gran nivel de manera intermitente, pero sobre su ficha pesaba la losa de la nacionalidad, pues ocupaba una de las plazas de extracomunitarios tan deseada. El croata, capaz de sentar en su mejor versión a Juanfran, tenía a sus espaldas casi tres años de lesiones interminables y una forma física más que dudosa, pero con una calidad potencial capaz de llegar a una final de Mundial y no desentonar.
Una manta corta. Porque a poco que uno conozca cómo se mueve la FIFA y haya estudiado casos precedentes similares como los de Sturridge o Joey Barton (sobre todo el del delantero, calcado al de Trippier), sabía que al del Atleti le iba a caer una sanción en forma de suspensión de varios meses que iba a dejarle con un supuesto titular menos. Y ahí jugó el Atlético, que quizás no tuvo las ofertas que requería por el balcánico y decidió mandar a Arias a Alemania y quedarse con un jugador eternamente roto como Vrsaljko y otro que iba a estar un tiempo fuera de juego como Trippier. La apuesta, nunca mejor dicho, fue arriesgada.
Sobre todo, porque en una defensa de cuatro Trippier comenzó la temporada de una manera sonrojante. Unido al mal nivel de Lodi, a un irreconocible Felipe y a Giménez entrando y saliendo de la enfermería, los primeros compases de la temporada se resumieron en un Atleti que era tan fuerte delante como insolvente detrás al que solo salvaba el excelso nivel de Oblak y la omnipresencia de un Savic que no dejaba de apagar fuegos que encendían sus compañeros para seguir cosechando partidos sin encajar. Pero el Atleti sufría. Y la banda de Trippier era la más castigada.
Así, Simeone se inventó la opción de los tres centrales y los dos carrileros. Hermoso se doctoró, Carrasco se transformó y Trippier demostró que en esa demarcación es de los mejores del mundo en su posición y tremendamente determinante sobre el campo. Formó una sociedad con Llorente que generaba todo el peligro en ataque, pero cuando mejor estaba llegó la sanción.
Y la vida sin Trippier ha sido muy complicada. Carrasco, Llorente, Vrsaljko, Correa y el joven Ricard han intentado suplirle sin éxito. Porque el croata está que no está. Se le ve ansioso, pero también falto de ritmo e incluso con miedo a romperse. Carrasco, que ya rechazaba jugar como extremo derecho, ha caído en la enfermería cuando se ha tenido que poner en el carril diestro. Con Llorente atrás se perdía todo lo que se había ganado con él en estos 12 meses: tenerle delante, donde hace daño. Ricard ha tenido más sombras que luces en los pocos momentos que ha jugado y a Correa se le ha visto solo en situaciones esporádicas y bien arropado, pero sin duda es complicado pensar en su continuidad ahí.
Sin el inglés sobre el campo el Atlético ha sufrido mucho porque ya no solo ha tenido que parchear su posición, sino que ha ido dejando huérfanas otras que sí tenía cubiertas y ha sido un esqueleto roto lleno de tiritas. Los 12 partidos sin Trippier han sido un quebradero de cabeza para Simeone y un sufrimiento para el Atlético, que ha perdido tres de ellos y ha empatado otros dos, costándole mucho casi todas las siete victorias restantes.
Pero marzo ha comenzado con buenas noticias. La primera, que termina febrero, un mes que a los de Simeone siempre se les ha atragantado un poco más de lo normal. La segunda, que se inicia con tres puntos tras varios malos resultados en un campo siempre complicado como el del Villarreal, donde no se ganaba desde hace cinco temporadas cuando Torres sacó al equipo de un partido de letargo. Y la tercera, que Trippier ha vuelto.
Solo falta saber en qué forma llegará y si necesitará demasiado tiempo para coger ritmo de competición, pensando ya en el derbi de este fin de semana y con Stamford Bridge a la vuelta de la esquina. El británico al final sí ha podido entrenar, pese a que la sanción original decía que no. Con el inglés ya como uno más, el Atlético debería recuperar un poco la esencia y la brillantez de los meses de noviembre y diciembre.
Imagen de cabecera: David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images