Creer y soñar en la permanencia es lo que ha devuelto la esperanza, las ganas y el orgullo por su equipo a la afición altoaragonesa. Y todos esos sueños y todas esas creencias tienen un nombre: Pacheta.
Tras la victoria del pasado fin de semana, la SD Huesca vive en un sueño. Un sueño más que real guiado por un humilde profeta que cuando llegó se encontró un equipo hundido, sin alma, que no creía ni en sí mismo.
Cuando a la fe en una causa le acompañan unos huevos bien puestos no hay nada que reprochar. La SD Huesca de Pacheta primero compite y después juega. Con su llegada al equipo azulgrana el nuevo míster lo tuvo claro: mejorar la defensa y ser más sólidos, para así, estar siempre vivos en el partido.
Línea de 3 centrales en ataque y de 5 en defensa, 3 hombres en mediocampo y 2 delanteros que se complementan el uno al otro. Con este sistema Pacheta ha conseguido su primer objetivo: ser un equipo más sólido en defensa y cometer menos errores individuales, pero también, potenciar al máximo las virtudes de sus mejores jugadores.
Javi Galán, sin duda, está siendo una de las revelaciones de la liga. Desde la llegada de Pacheta, su cambio de posición y de rol, le ha dado más protagonismo. Intenso e intuitivo en defensa y un puñal constante en ataque. Un jugador determinante que gana metros con su increíble conducción de balón.
Otro de los grandes beneficiados de este cambio de sistema ha sido Pablo Maffeo pasando de ser cuestionado en cada partido a ser vital en el carril derecho. Ha dejado atrás esa fragilidad defensiva que transmitía como lateral en defensa de cuatro y, por el contrario, se ha convertido en un pilar fundamental en ataque con su facilidad para subir y sacar buenos centros laterales.
Arriba, Rafa Mir ha encontrado su hábitat perfecto. Con espacios para aprovechar su imponente zancada y buscar constantemente la espalda de la defensa rival. Lee perfectamente los centros laterales, vengan de izquierda o de derecha. Brutal en el juego aéreo y fuerte para aguantar el balón y dar oxígeno al equipo. Pieza clave. El Huesca necesita su mejor versión para quedarse en primera.
Dos jugadores, que si no lo son ya, se proclamarán apóstoles de Pacheta en los próximos días son Jaime Seoane y Dani Escriche. Seoane está siendo arquitecto e ingeniero del fútbol de la SD Huesca. La batuta y el guía que toca cada balón con criterio. Lee el juego a la perfección y siempre da lo que el equipo necesita.
Por otro lado, Dani Escriche, estaba prácticamente fuera del equipo. Con Michel solo contaba con minutos residuales. Con la llegada de Pacheta y con sus meritorias actuaciones se ha hecho un hueco en el ataque altoaragonés. Un delantero muy trabajador, peleón y sacrificado en defensa. Está siendo el complemento perfecto de Rafa. Dani, otro jugador sumado para la causa.
Muchos jugadores más se han visto beneficiados en las últimas semanas: Gastón Silva, Doumbia o Mikel Rico, pero en el último partido contra el Granada, David Ferreiro completó un partido colosal como interior. Un invento de Pacheta que volvió loco al Granada. Veremos si persiste con esta idea o simplemente fue un recurso eventual.
La SD Huesca tiene en el horizonte una gran final. Este sábado a las 14:00 podría sonar prematuramente un despertador en Ipurúa que convirtiera su sueño en pesadilla.
La primera piedra para la victoria del sábado la colocará Pacheta. El resto lo harán sus discípulos.