Toni Kroos es ese tipo de persona que parece que nunca se equivoca. En cada movimiento, en cada control y en cada jugada demuestra una confianza extrema en sí mismo que ni siquiera la doctora Melfi, con Tony Soprano revoloteando por ahí, podría explicar. Hay algo de ellos que no comprendo; como Tenet. ¿Cómo se reponen a sus errores? ¿Fallan alguna vez? Tengo demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Seguro que el alemán tiene todas las conclusiones que yo sigo buscando.
Los que forman parte de este grupo se les ve venir de lejos. Lo expresan casi con su forma de andar y, por supuesto, de jugar. Uno juega como vive; de eso no tengo ninguna duda. Y Kroos es uno de aquellos futbolistas que acentúan su calma cuando pisan el verde. Es tan tranquilo, tan sosegado, que ni necesita pegarle con el empeine cuando la pelota visita la frontal del área y él está presto para el rechace. Ha puesto su sello a un golpeo único: el disparo con el interior del pie al que muchos ya le ponemos su apellido cuando lo tratamos de imitar. Donde todos buscan el empeine y a ver dónde va el cuero, él siempre remacha a sus rivales con la misma superficie con la que mima su mejor instrumento: el balón.
No hay que olvidar, por supuesto, que al ex del Bayern de Múnich le han llovido palos cuando las cosas no han ido bien. Al fin y al cabo, un futbolista con ese trote carísimo, con solemnidad casi de coche fúnebre, saldrá del candelero a la mínima que sus envíos precisos no encuentren el destino que él busca y suele hallar: el de un compañero para sumar otro triunfo. Hay algo en el fútbol que no tiene fecha de caducidad: los viajes entre el elogio y la crítica; entre ser verdugo y ser víctima. Estos desplazamientos son extremadamente veloces y sin paradas. Y sin darte cuenta llegas a un sitio que no querías estar.
Kroos, además, ha dejado fuera del campo varias frases que desmienten ese injusto cliché que indica que los futbolistas son estúpidos. «Desde un punto de vista deportivo, la Superliga, sin duda, sería interesante porque solo habría partidos de alto nivel. Pero la brecha entre los clubes grandes y pequeños se ampliará aún más». Sabiendo que en el seno del club que representa hay muchas voces, especialmente la de su presidente, que quieren cambiar el balompié para siempre está bien que haya un deportista como él. Efectivamente: fuera del campo te comportas igual que dentro. Toni Kroos es igual de lúcido con sus palabras que con sus pases y su juego. Ya no recuerdo la última vez que se equivocó.
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