No existe un camino correcto; existe una actitud adecuada. Bajo esa premisa uno afronta mejor sus quehaceres del día a día. En un panorama actual con tantas incertidumbres, hay demasiadas variables que influyen en nuestras decisiones. A principios de 2018, la soga del estrés empezaba a presionarme con demasiada intensidad. Durante varios años trabajé a tiempo completo en una importante consultora y, al terminar mi jornada de trabajo, me dirigía a BeIN Sports para cubrir la jornada de Liga, Copa o la competición europea de turno. Los fines de semana, además, también había programas en los que participar y partidos que comentar. Al mediodía, comía algo rápido porque debía escribir un artículo y después aprovechaba el trayecto del metro para revisar las últimas noticias de actualidad. Vivir para trabajar, básicamente. Un día fui a levantarme de la cama y mi cuerpo se negó a moverse. Me mandó una señal: ¡Basta!.
Tenía que elegir un camino. Estabilidad o aventura. No fue una decisión sencilla. Decidí decantarme por mi faceta comunicadora y así sigo. Yo no sé si tomé la decisión correcta, pero sí estoy seguro que una actitud adecuada ayuda a hacer mejor las cosas.
Marcelino llegó hace 15 días a la disciplina del Athletic para sustituir a Garitano después de una victoria de Los Leones ante el Elche. La idea parecía clara: imprimirle al equipo la personalidad necesaria para afrontar Supercopa, final de Copa y el resto de Liga. Había muchas formas de afrontar este mini torneo y Marcelino escogió la más valiente: ir a buscar sus rivales.
En la rueda de prensa previa a las semifinales, el técnico asturiano dijo que estaban allí para levantar el trofeo. Lejos de amedrentarse ante el poderío del Madrid y del Barça, el equipo bilbaíno salió a morder, presionando hasta el portero rival para poner a prueba la fiabilidad de merengues y culés en la salida de balón. En el arranque de la semifinal, Dani García olió el pánico en los ojos de Lucas, cortó un pase interior y cedió a Raúl García para el 1 a 0. Ayer, en la final, más de lo mismo ante un Barça incapaz de circular el balón con fluidez. Marcelino diseñó un plan para encorsetar al equipo de Koeman, quitándolo movilidad en zonas interiores, y fiando gran parte del destino al pie de Muniain en las acciones a balón parado. Con ese plan, mejorado por la voracidad de Iñaki Williams, levantó el título Athletic Club como había anunciado Marcelino en la previa.
Había varias maneras de afrontar esta Supercopa más allá de las claves tácticas: con temor o con valentía. Demostraron los leones que no existe el camino correcto, sino la actitud adecuada.
Imagen de cabecera: David Ramos/Getty Images