Cuando empiezas una relación con alguien, no es lo mismo citarse a una hora y lugar concreto que aparecer por sorpresa. Cualquier plan que lleves debajo del brazo es un éxito asegurado, porque, en el acto de impresionar a alguien, el factor sorpresa es siempre un valor añadido. Cuando necesitas de alguien, no son lo mismo esos mensajes que llegan con el sonido de la notificación de WhatsApp para darte consuelo, que aquel abrazo de un amigo que se presenta en la puerta de tu casa. Cuando hay que evolucionar profesionalmente, no es lo mismo cumplir con lo debido que proponer algo diferencial. En el fútbol pasa un poco lo mismo: necesitas sorprender.
Ante la dificultad de encontrar espacios en área rival, hay que buscar aquella acción que desconcierte a los defensores. Los movimientos ofensivos de los jugadores son vitales para ello: desmarcarse, arrastrar jugadores para favorecer a un compañero o aparecer desde zonas más retrasadas. El FC Barcelona está empezando a generar socios para ello, a crear sociedades con un entendimiento recíproco. Intercambiando alturas, funciones y responsabilidades. No es casualidad que Messi reciba en zonas más determinantes, tampoco que Busquets vuelva a hacer partidos que nos reconcilian con el prestigio de su figura. Si Messi necesita alguien que le apoye para seguir la jugada y hable un idioma parecido al suyo, ahí está Pedri para hacérselo más fácil. Si Griezmann se ubica como un centrocampista, de Jong actúa como un delantero combativo.
Con todas las diferencias de aquel joven que militaba a las órdenes de ten Hag, de Jong está más reconocible. Su estado de forma recuerda el potencial por el cual se le fichó. Un jugador que pisaba tantas zonas como podía, en el desorden más ordenado de un Ajax que enamoró a toda Europa. Donde el cuero, la solidaridad y el entusiasmo no se negociaba. Frenkie era origen y base. Fundamental en la salida de balón, lideraba y dirigía la creación y, en algunas ocasiones, se asomaba en los últimos metros.
En la importancia de las llegadas de segunda línea, como herramienta poderosa en la finalización del juego, Frenkie es una de las grandes noticias que le están dando sentido, actuando como un interior con llegada a la zona de peligro para apoyar la jugada o para sorprender. Vuelve a mostrar su mejor fútbol, sintiéndose más liberado. Interpretando un guion que no le impone estar tan ceñido a la base, en un contexto más compensado.
En una posición más adelantada y con espacio, sin descuidar el cometido defensivo, es un generador de oportunidades. Trotando con una marcha más, aprobando pruebas de resistencia física y convertido en un camaleón que aparece cuando cambia de color. Y sabe a la perfección que, para seducir, para apoyar, para progresar y para marcar gol, hay que sorprender. Aparecer es mejor que estar.