El cuerpo humano se acostumbra a todo. Algunos llegamos a agradecer, porque al final te puedes acabar cansando, el descanso de la actividad balompédica: era un buen momento para hacer otras cosas y extraernos de nuestro trabajo en mitad de una situación límite. Pero al poco, como con todo, nos acabamos cansando y ya implorábamos por ver partidos antiguos, vídeos o lo que fuera por ver un balón rodando. Algunos, incluso, fueron un paso más allá con la liga de Bielorrusia. Insensatos. Los que aguantaron ya tienen la mayoría de las grandes ligas de vuelta con ese toque tan diferencial que te otorga el celibato balompédico. Cualquier partido nos iba a valer. Y ahora volvemos a sentirnos como cuando éramos niños y afrontábamos el primer Mundial de nuestra vida: hechizados.
El pasado viernes retornamos a esa bella sensación de poder escoger. Italia, Alemania y España nos mostraban fútbol a la vez pero esta vez, y con el evidente anhelo que se palpaba en el ambiente por la vuelta del fútbol nacional, estaba el Levante de Paco López en televisión. Una cita casi ineludible. El de Silla, tras su empate en Mestalla, se convirtió en el técnico con más encuentros en la máxima categoría con el cuadro valenciano. Su inagotable catálogo de recursos le convierten en el favorito para los que tenemos que elegir entre la Coppa Italia, Bundesliga o LaLiga. La realidad es que nunca sabes el próximo movimiento del entrenador granota. Igual que este Levante es un antagonista de la página en blanco, por la ingente cantidad de variantes que muestra, para el analista es un viejo enemigo. Este equipo tiene mucho donde elegir. Y López juega con ello de maravilla.
En Mestalla optó por un 4-4-2 que estableció a José Campaña, un futbolista tocado por una varita mágica, cerca del incasable trabajo de Nikola Vukčević. Pese a su condición de visitante, si es que eso se puede decir en el contexto actual, los levantinistas siempre quisieron dominar el encuentro a través de la posesión. Eso sí, nunca, y eso sí es muy característico del entrenador granota, renunciaron al contraataque de José Luis Morales o Roger Martí, máximo goleador nacional. Esa amenaza, la de una doble punta o la de extremos veloces, con capacidad de desequilibrio, no es negociable. Da igual el contexto. En el derbi, el Levante consiguió un punto épico tras recibir un gol en las postrimerías del encuentro. Fue la pizarra, con un buen bloqueo de Gonzalo Melero a Mouctar Diakhaby, que volvió a errar, la que le otorgó la oportunidad de empatar un partido que olisqueaba a dolorosa derrota.
Lo que está claro es que si Paco López toca diferentes teclas es porque esta plantilla tiene el suficiente potencial como para hacerlo. Si quiere talento tiene a Enis Bardhi, Campaña o Rubén Rochina; si busca destrucción podrá utilizar a Nemanja Radoja, Vukčević o alguien más de ida y vuelta como Melero. Además, en su delantera posee una mezcla de futbolistas ya experimentados en primera con la frescura de Borja Mayoral, llamado a ser un buen ariete en la máxima categoría. En su retaguardia tampoco va corto de nivel, pero si necesita proteger y reafirmar a su zaga no duda en colocar un central más que pueda apuntalarla: los cinco defensas siempre dan seguridad. Si encima sabes que a su espalda está Aitor, el portero que más para de la competición, te sale un equipo camaleónico, capaz de ser locuaz o tímido; agresivo o fino. Con la salvación a dos victorias y los puestos europeos ya muy lejos, es buen momento para que este Levante siga construyendo los cimientos de su proyecto para aspirar a algo más que la media tabla. Y que Paco López, que ya es historia de este club, siga sorprendiendo al que se pone el fútbol por simple regocijo o al analista de turno. Así, entre Juventus, Leipzig o Levante, ya sabremos a quién elegir.
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