Lapequeña señora del mar de Edvard Eriksen, esculpida en honor a la protagonista del cuento de Hans Christian Andersen, es una imagen ligada al país donde el Mar del Norte se encuentra con el Báltico, un lugar con una magia particular al igual que la que muestran sus futbolistas. Es probable que la primera imagen que muchos asocian con Dinamarca sea la de Michael Laudrup. Pero en 1992, en Ikast, nació una niña que ahora mismo es capaz de despertar la misma fascinación: Pernille Harder.
En su familia, el fútbol formaba parte del día a día. Su madre había jugado, su padre seguía haciéndolo de manera amateur, a quien iba a ver los fines de semana, y su hermana – que decidió no seguir con su carrera – logró entrar en una academia, como ella hizo más tarde. Comenzó con ella, y en un equipo de niños, con cinco años. A los diez, pasó a un equipo de chicas, pero en sus años de instituto decidió que iba a luchar por ser profesional.
Junto a su abuelo y a su padre iba al estadio del Midtjylland, donde se enamoró del juego. En casa, el equipo extranjero al que seguían era el Manchester United, donde su compatriota Peter Schmeichel brillaba en la portería. Su padre era de Giggs; ella, de Beckham. Aunque uno de los goles que quedó en su mente al verlo frente a la televisión fue uno de Roy Keane. Cuando tuvo acceso a YouTube, descubrió a su referente del femenino, su gran inspiración: Marta.
En la calle jugaba con otros chicos y empezó a salir con uno de la academia del Midtjylland. Cuando en el club la vieron con el balón, dejaron que entrenara con ellos. Aprendió mucho de aquellos días. Este club tiene una gran apuesta por el fútbol base y en la actualidad son líderes de la competición profesional masculina. Dos días a la semana acudía a los entrenamientos, hasta que el Viborg la fichó. Con solo dieciséis años debutaba con la selección nacional, de la que ahora es capitana.
Pasó a otro equipo en su tierra antes de que llegara una oferta que cambió su vida. Aunque siempre tuvo la idea de marcharse a Alemania, se marchó a su destino soñado: el Linköpings de Suecia, con el que alcanzó los cuartos de final de la Champions, y donde conoció a su pareja desde entonces, la defensa del Chelsea Magdalena Eriksson. Reconoce que se enamoró de su persona. El hecho de que compartieran sexo no cambió lo que el corazón dictaba.
Sus cifras de goles, trofeos y forma de jugar la llevaron a ganar el premio a mejor futbolista de la liga: un balón de cristal que guarda en una estantería en casa junto a las medallas, el cañón de máxima goleadora de Alemania, Bota de Oro y el trofeo plateado de mejor jugadora de la UEFA de la 2017/2018, también finalista el año anterior, en la parte alta.
La física y las matemáticas eran sus asignaturas favoritas y hubiera estudiado una ingeniería de no ser futbolista. Ha descifrado con maestría las reglas del verde, el tiempo y el espacio. Reina de las ecuaciones futbolísticas. Clásica media punta que ayuda en el centro del campo cuando el rival ataca para recuperar la pelota, y sube cuando la vuelve a tener su equipo.
Eligió el 22 en su dorsal, el número de su futbolista favorito de entonces del Man. United: Mkhitaryan. En 2017, el mundo conoció a la joven del norte: Dinamarca llegó a la final de la Eurocopa, que perdió ante la Oranje, pero uno de los momentos destacados fue su carrera por la banda hasta el borde del área, donde se inventó un tiro al primer palo que Van Veenendaal ni llegó a ver.
Desde su llegada a las Wölfinnen, jugaron la final de la Champions en la 17/18 ante el Olympique Lyonnais, que perdieron, y el año pasado volvieron a enfrentarse en cuartos de final con otra derrota. Ese trofeo es un último paso para la gloria definitiva, junto a las ligas y copas ganadas a lo largo de su carrera. Su equipo es dominador, pero los rumores de su traslado a Inglaterra comenzaron esta temporada, por estar cerca de Magda y cambiar de aires, pero de momento continúa escribiendo su historia en Alemania.
La Bundesliga femenina, Die Liga, para ella es más física e intensa que la de Suecia y Dinamarca. Los equipos atacan bien pero también tienen grandes defensoras, con las que hay una lucha física mayor. No se equivocaba con querer irse al país germano cuando es el único cuyos femeninos han vuelto por ahora en Europa, gracias a una inversión por parte de los grandes del masculino, y que ha demostrado que si vuelve el fútbol lo hace para todos.
Harder fue la encargada de marcar el primer gol en el regreso hace unos días. Firmó un doblete al acabar el partido frente al Köln: el primero de penalti y el segundo una de sus maravillas que la portera no pudo ni rozar al sentir el balón por encima de su cabeza.
Cuando tenía diez años, escribió en un trabajo de la escuela que su sueño era llegar a ser la mejor futbolista del mundo. Cada día lo demuestra siendo una de las futbolistas más fascinantes que hemos visto sobre el césped. Su motivación es seguir creciendo y ser el modelo de otras niñas. En su país las mujeres ahora no solo son una imagen de bronce de los cuentos, también son ídolos de carne y hueso.
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