Qué sensación tan contradictoria la de quedar segundo. Por una parte, sientes felicidad por haber superado a tantos adversarios. Por otra, frustración porque uno de ellos te ganó. En la vida, como en las carreras de motos, todo se resume en llegar en el momento justo. En no llegar un segundito tarde.
Otra de las cosas negativas que tiene quedar segundo es que la gente te va a recordar con el paso de los años no ser el más rápido. Pero van a obviar todo lo que ganaste. Max Biaggi ganó cuatro Campeonatos del Mundo de 250cc consecutivos, entre 1994 y 1997, también 13 carreras en MotoGP y es bicampeón del mundo de Superbikes, pero lo recordamos como el segundo mejor piloto italiano de su generación. Loris Capirossi es dos veces campeón del mundo de 125cc y una de 250cc, pero no lo recordamos. Parecido a lo que sucede con Marco Melandri, campeón del mundo en la categoría intermedia, e incluso solemos atrevernos a calificarlo como flor de un año. Los recordamos a la sombra de Rossi.
Sete Gibernau fue la gran esperanza española para recuperar el trono de la categoría reina de motociclismo tras la retirada de Crivillé. Todos recordamos, con mayor o menor cariño, sus actuaciones a principio de siglo con la Honda del equipo de Movistar, pero inmediatamente lo asociamos a caídas en momentos clave y duelos históricos perdidos que nunca le permitieron inscribir su nombre en el trofeo de los campeones. Dani Pedrosa es uno de los mayores talentos que hemos visto crecer en el Mundial. Con apariencia de adolescente y la timidez de un niño, conquistó tres campeonatos seguidos entre 125cc y 250cc antes de dar el salto a MotoGP. La alternativa a la alternativa de Crivillé que tampoco se hizo nunca realidad. A pesar de ser uno de los mejores pilotos españoles de la historia, destacamos sus segundos puestos. Los recordamos a la sombra de Lorenzo y Márquez.
El motociclismo, como el deporte de élite en general, nos demuestra una y otra vez que no tenemos memoria. Y que no somos capaces de valorar a las personas por lo que han conseguido, sino por lo que no han logrado hacer. Son 13 campeonatos del mundo entre los cinco pilotos que he tomado de muestra, y nos empeñamos en recordarlos por sus segundos puestos. Con suerte, porque del tercer lugar hacia abajo ya no existe nadie.
Qué sensación tan contradictoria la de quedar segundo. La sensación de llegar un segundito tarde, que con el paso de los años será como si no hubiésemos llegado nunca.
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