Estos días, Florencia ha vivido días extraños, convulsos, agridulces. La Fiorentina deambula sin rumbo por la Serie A desde hace meses y eso ha derivado nuevamente en la llegada de Montella, el último gran allenatore Viola que llevó al equipo a sus mejores clasificaciones recientes y a jugar finales de Coppa. Pero, sobre todo, Florencia y la Fiorentina han celebrado el 50 cumpleaños de Batistuta, el mejor jugador de la historia del club, que ha acudido al estadio como una leyenda, ha dado un discurso en la Piazza della Signoria y ha visto como dos décadas después sigue siendo un héroe para la ciudad. Sus goles se repusieron en una pantalla gigante en lugares emblemáticos de la ciudad del Romanticismo. Y claro, Batistuta, aquel jugador retirado por sus dolores en los tobillos, aquel que le pidió al doctor que le cortara las piernas para acabar con su sufrimiento, tiene muchas historias que contar. También con la selección.
Argentina entera estaba pegada al televisor con la moral por las nubes y la ilusión desbordada. La albiceleste iba a debutar en el Mundial 1994 de Estados Unidos como una de las máximas aspirantes al título. La Copa América que habían conquistado apenas unos meses antes y el esplendor de un Maradona que parecía vivir una segunda juventud le daba a los de Alfio ‘el Coco’ Basile un aura mágica que era hasta palpable.
El grupo, además, presuponía cierta facilidad para que Argentina pasara de ronda. Nigeria, Bulgaria y Grecia no intimidaban en absoluto (se clasificaban los dos primeros y los cuatro mejores terceros) a un combinado que contaba, además de Maradona, con jugadores del calado de Simeone, Balbo, Redondo, Ariel Ortega, Ruggeri, Chamot o Caniggia. Y, cómo no, Batistuta. El héroe de la final de la Copa América contra México y que ya había vivido una historia sorprendente con Basile.
Porque entonces, en aquella Copa América, Batistuta estaba realizando un torneo pésimo. Solo había anotado un tanto en el primer partido del torneo ante Bolivia y llevaba otros cuatro sin ver portería. Antes de la gran final, cuenta el propio Basile, se encerró con él en una habitación. Le dijo de todo, hubo palabras salidas de tono y trató de motivar al 9 de la Fiorentina con algo parecido a la psicología inversa. Batigol acabó haciendo los dos goles del partido, neutralizando el de México y dándole la Copa a Argentina. Héroe nacional.
Por eso, nadie ponía en duda que en el Mundial serían Batistuta y 10 más. Nueve si contamos que Maradona tenía que jugar. Nadie intimidaba más que Batigol, y eso que aquel curso había roto las redes de las porterías de la Serie B italiana porque la Fiorentina había descendido el curso anterior.
Y, por eso también, la sorpresa llegó cuando en el partido preparatorio para el debut ante Grecia, Basile mandó a Batistuta al hotel sin entrenar. El Coco se pasó largo rato hablando de tácticas, de técnica, de los rivales. Hizo minucioso hincapié en todos y cada uno de los jugadores partenopeos y le dijo a cada marcador cómo tenían que actuar en cada situación. Después, explicó en qué iba a consistir la sesión de entrenamiento, que iba a ser suave pero que iba a dejar las bases sentadas para el partido del debut.
“Pero vos, Gabriel (Batistuta), no vas a entrenar. Te vas.”, le dijo. La sorpresa se hizo evidente. No le estaba diciendo que iba a ser suplente. Tampoco le estaba diciendo que iba a ir poco a poco. Ni siquiera le estaba diciendo que tenía que trabajar más. Simplemente le estaba echando del entrenamiento.
Batistuta, que ya había tenido sus más y sus menos con Basile, no entendía nada, pero sabía que discutir no era una opción. Con todo, quiso pedir explicaciones y tanto él como sus compañeros le preguntaron al Coco por qué. “Muy sencillo, Gabriel, vos te vas y no entrenás, sin más, porque anoche soñé que te lesionabas en la práctica de hoy y eso no puede ser”, le explicó.
Derivó entre las risas incrédulas de los compañeros, el asombro y, Batistuta, que no sabía si irse de verdad o quedarse porque le estaban tomando el pelo, se acabó marchando al ver que Basile no estaba bromeando. Fue un cúmulo de rumores. Nadie sabía si el ariete estaba lesionado, si había enfermado o si una disputa interna le había dejado fuera.
El día siguiente, Argentina ganó 4-0. Batistuta marcó tres goles (su primer hat-trick con la selección) y encaminó el pase a la siguiente ronda. El Mundial entero se enturbió poco después, cuando Maradona dio positivo por sustancias prohibidas y fue expulsado del torneo. Argentina no se repuso al golpe y cayó eliminada a las primeras de cambio, en octavos de final, ante Rumanía. Desde entonces, la selección mayor no ha ganado nada. Pero siempre quedará aquella anécdota en la que Basile se guió por la superstición.
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