Tras
más de dos décadas de vida estoy más que seguro que cada uno ve los colores a
su manera. No estoy hablando sobre nombres, sobre a quién se le ocurrió
denominarle rojo al rojo, sino de saber si todos estamos viendo lo mismo, como
la famosa foto en Internet de aquel vestido que para unos era azul y para otros
negro. Vaya lío. Como el que dejó su sello para la historia de la humanidad y
aseguró que el lunes no se podía llamar martes. Todo el mundo lo ha aceptado,
aunque sea a su manera. Un amigo mío, de hecho, solo sabía diferenciar la
izquierda de la derecha por el fútbol. Él, un zurdito de la escuela de Messi,
sabía que el balompié le salvaba la vida cada vez que conducía, pensando en su
buen disparo con su pierna hábil, para no caer en dirección contraria al girar.
Seguridad vial.
El
Brighton de Chris Hughton siempre supo de que pie cojeaba. Navega en un
estanque pequeño entre peces muy grandes, por lo que su vida en Premier League
siempre va a estar en un mar de cuestiones. Por ello su técnico siempre escogió
el camino de la protección, optando por potenciar a sus corpulentos zagueros
-Lewis Dunk y Shane Duffy- en un 4-5-1 más irrompible que un buen pantalón de
pana. Los extremos, de mucha calidad, solo están preparados para exponerse
cuando el propio fútbol le pide nervio. Jürgen Locadia es una de las alas de
este conjunto, siendo el final de los argumentos que perfectamente exponen los
seagulls en su guía. Cuando su equipo roba, realizan una rápida rueda de pases
en una banda para despistar al contrario y, posteriormente, cambian el juego
para que él decida, con mucho espacio. Con todo lo que ello conlleva.
Durante
su fase defensiva los del sur resguardan su centro del campo, por donde nadie
ni nada puede pasar si quieren estar más cerca del triunfo. Así, cuando el
rival ataque por los flancos, dónde habrá más huecos, los antiaéreos del
Brighton confirmarán que el plan de Hughton es más que correcto. Aunque, aparte
de acabar con muchas de las embestidas recibidas, Duffy y Dunk suelen cuajar un
trabajo fantástico en la otra área, sumando entre ambos 6 goles en lo que va de
Premier. Tantos que valen puntos, puntos que dan salvaciones.
Y
arriba, si alguien tiene que ganarse las habichuelas que sea Glenn Murray, un
clásico delantero que desde bien joven supo lo que valía un peine. El inglés es
un veterano punta que se forjó a sí mismo para llegar dónde está el Brighton,
la Premier League. Él forma parte de una plantilla que siempre tuvo las cosas
claras, sin guarniciones en su carta, trabajando como si cada día fuera lunes.
O como quieran llamarlo.
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