Con el cambio de año, el tenis profesional cambia. A todos los niveles, de una u otra forma. Pero 2019 trae muchas novedades. Desde la nueva competición que sustituye a la Copa Davis, el quinto set en los Grand Slams o el modernizado circuito ITF.
La Copa Davis cambia radicalmente. Pasamos de cuatro eliminatorias con local-visitante en cuatro semanas del año (las cuatro peores) a una ronda clasificatoria en febrero para elegir a los 12 países que completarán las finales de noviembre con 18 equipos en una sede de pista dura (la Caja Mágica de Madrid). Se busca reducir calendario y atraer a los mejores. Veremos.
Los Grand Slams también presentan cambios en 2019. En concreto, respecto al quinto set, siempre discutido cuando hay igualdad, pero cada torneo ha tirado por un lado: Melbourne verá un desempate a 10 puntos si se llega al 6-6 en la manga definitiva. París sigue sin desempate hasta que haya diferencia de dos juegos. Londres introduce el desempate pero hay que llegar al 12-12 en el quinto. Nueva York no cambia porque no lo necesita: desempate normal con 6-6. Cada uno por su lado, no sea que nos acostumbremos a una norma única.
En los circuitos ATP World Tour y WTA hay pocos cambios. En ATP, lo más significativo es el cambio de logo (el quinto). Se pasa del «ATP World Tour» a simplemente «ATP Tour». La Copa del Mundo por equipos ATP esperará a 2020.
En WTA hay más novedades. Las Finales y el Elite Trophy intercambian semanas y Shenzhen sustituye a Singapur para recibir a las ocho mejores. Tenemos nuevos torneos (Hua Hin en Tailandia tras Melbourne y Palermo a finales de julio) y el WTA de Nanchang pasa a después del US Open.
Pero estos no son los cambios más importantes. Se introducen nuevas reglas para facilitar el regreso de tenistas que han sido madres o han sufrido una larga enfermedad. De seis meses a un año de ausencia da derecho a ocho torneos con clasificación especial en un año. Un año de ausencia da derecho a 12 torneos de clasificación especial en un año. Y si la ausencia está causada por embarazo o problema médico son tres años para usar la clasificación especial.
A todo esto se añaden cambios de política de vestimenta, habrá reloj de 25 segundos o se podrá cobrar la primera ronda en caso de retirada antes de jugar (para evitar retiradas en mitad de un partido de un jugador que entra a pista para poder cobrar).
En el circuito ATP Challenger, los cuadros individuales pasan de 32 a 48 jugadores con hospitalidad incluida y con torneos de siete días con fase previa evitando solapamientos. Habrá premio en metálico para todos los jugadores del cuadro final. El nombre de los torneos será en base a los puntos, tal como ATP. Habrá 70, 80, 95, 110 y 125 y se pretende que todos los partidos se puedan ver.
Por último, ITF. La base. Se estrena el ITF World Tennis Tour y la clasificación ITF. Un nombre bajo el que se unifican los circuitos masculino, femenino y junior. Se quiere facilitar el ascenso de aquellos que quieran dedicarse al tenis y rebajar costes.
Los torneos masculinos seguirán siendo 15k y 25k pero ambos pasan a dar puntos ITF (los 25k, desde semifinales, también ATP). Los torneos femeninos serán de cuatro categorías (15k, 25k, 60k y 100k). Los 15k sólo darán puntos ITF y el resto dará puntos WTA. La idea genérica es que la clasificación ATP y WTA albergue a unos 750 jugadores que puedan vivir del deporte y costear su carrera. En las categorías 15k, 25k y los Challenger habrá plazas reservadas para los jugadores con mejor clasificación ITF (y junior) que se inscriban.
La transición a 2019 en puntos (ATP/WTA a ITF) será sencilla. En chicas, los puntos conseguidos en 2018 en torneos 25k o superiores se mantendrán como puntos WTA. Los conseguidos en torneos 15k se convertirán en puntos ITF. En chicos los puntos ATP se mantienen desde las rondas finales de los 25k. Los puntos de los 15k, de las primeras rondas de los 25k y las previas Challenger, se convierten en puntos ITF.
En 2019, buena parte del tenis profesional (excepto la élite) tendrá clasificación ATP/WTA e ITF. Con todo, el objetivo es doble: facilitar el ascenso y progresión en la clasificación de los tenistas profesionales y minimizar los costes del deporte que ya de por sí son caros. Pinta bien, veamos cómo funciona.
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