La marcha de Fernando Alonso deja un vacío en la Fórmula 1,
sobre todo en España. Con su retirada, cierra un ciclo de 17 temporadas en la
que ha llevado a su país a lo más alto del automovilismo mundial. En su paso
por la categoría, atrajo a millones de espectadores en España. Uno de ellos era
Carlos Sainz. El madrileño, que vivía en un ambiente rodeado de coches ya que
su padre era doble campeón del mundial de Rallies, decidió que quería ser como
Fernando. Tras muchos años de trabajo, consiguió llegar a la Fórmula 1. Ha
compartido pista con quien le inspiró para luchar por llegar hasta donde está
ahora, pero en 2019 le tocará pilotar sin él.
Si miramos sus trayectorias en la competición, han seguido
caminos paralelos. El asturiano comenzó su carrera en Minardi, equipo que
posteriormente se transformó en Toro Rosso, lugar donde debutó Sainz. Ambos,
tras esta primera etapa, pusieron rumbo a Renault. El tercer equipo por el que
pasó Fernando fue McLaren, al igual que hará Carlos la próxima temporada.
Obviamente, las épocas son otras, las situaciones de los equipos son distintas
y los logros de ambos pilotos también, pero el paralelismo es innegable. Para
terminar de cerrar el círculo, el único piloto español que queda en la parrilla
viene a ocupar el asiento que deja su compatriota.
A Sainz le toca comenzar un tiempo difícil en McLaren. El
equipo lleva varios años en caída y será complicado que remonten el vuelo.
Necesitan, sobre todo, tiempo. Esto, al contrario de Fernando, es algo de lo
que dispone Carlos. El madrileño aterriza en Woking con la ilusión de trabajar
en un proyecto que devuelva a los británicos al lugar que le pertenece según la
historia. Ganas no le faltan.
La carga que debe evitar Carlos es la continua comparación
con Fernando. Es innegable que el asturiano ha sido el mejor piloto que ha
tenido España en la categoría, pero su tiempo ya ha pasado. Siempre es difícil no
caer en comparaciones cuando la distancia entre una época y otra es pequeña,
pero Alonso cierra una etapa y Sainz sigue la suya. El hueco que deja el
asturiano es grande, pero la misión del madrileño no es rellenarlo. Su camino y
metas no deben ir en función de lo que ha hecho su predecesor. Gran parte de la
responsabilidad de no entrar en este juego es nuestra. Nosotros somos los primeros
que debemos dejar a Sainz realizar su camino, olvidándonos de los logros de
Alonso cuando miremos sus resultados.
El nuevo piloto de McLaren comienza su primera andadura como
líder de un equipo. A pesar de su juventud, viene a aportar experiencia y ganas
de trabajo a Woking en su travesía de retorno a los primeros puestos de
parrilla. Les llevará tiempo, si es que al final consiguen su objetivo. Para
ello cuentan con Sainz, un piloto que ha demostrado que tiene capacidades para
pelear por algo más que terminar entre los diez primeros.
Este camino será más fácil si a Carlos no se le hace cargar
con la losa de Fernando. Él no viene a ser una continuación del pilotaje del
bicampeón porque esto es imposible. Sainz escribirá su historia, esperemos que
plagada de buenos resultados, y le irá mucho mejor si nos olvidamos de su
compatriota cuando le veamos pilotar. El madrileño trabajará día y noche por
subir a lo más alto del podio. No hagamos de este trabajo una continua
comparación entre el nivel de ambos pilotos. Será lo mejor para su trayectoria
y, en consecuencia, para el automovilismo español. Talento no le falta. Mucha
suerte, Carlos.
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