La Fórmula 1 dijo adiós a la temporada 2018 con el ocaso de
Abu Dabi. Tras 21 Grandes Premios, la categoría clausuró su curso número 69 con
dos nuevos títulos para Mercedes: el de pilotos y el de constructores. Los
alemanes amplían a cinco años su dominio, el cual no ha tenido rival desde la
llegada de la era híbrida. Llegada la clausura de esta edición, toca hacer
balance de lo que nos ha deparado el año. Lo haremos en dos partes. En esta
primera analizamos los siguientes aspectos:
Hamilton y Mercedes siguen imbatibles
A pesar de que los alemanes no han presentado un monoplaza
tan dominador como en campañas anteriores, se han vuelto a hacer con el título
de manera holgada. Gran parte de culpa la tiene Lewis Hamilton, el cual ha
estado imparable en la segunda mitad de la temporada. En las primeras 10
carreras Sebastian Vettel consiguió más puntos que el británico, pero Lewis se
mostró imparable cuando Ferrari estaba alcanzando su mejor nivel. El ya
pentacampeón del mundo venció el pulso a Vettel y los italianos, haciendo que
la balanza se decantara para el lado de las flechas de plata. Durante la
segunda mitad de la temporada ha demostrado la madera de la que está hecho. No
solo ha ganado mundiales por tener un buen coche. En este mundial ha
evidenciado que es un piloto muy completo capaz de levantar al equipo cuando
más lo necesita.
Ferrari y Vettel: errores que cuestan títulos
Los italianos han logrado tener este año un monoplaza capaz
de luchar por el título hasta la última carrera. Tras muchas temporadas de
fracaso, han conseguido su mayor deseo, pero se han vuelto a quedar sin el
título. En esta ocasión el problema ha estado en la estrategia y el pilotaje de
Vettel. La toma de decisiones en momentos clave del equipo de Maranello tiene
mucho que mejorar, al igual que la conducción de su piloto en momentos de
tensión. Para ganar el mundial no solo hace falta tener un monoplaza ganador,
se necesita ser muy bueno en todas las facetas del equipo. Mercedes se lo ha
demostrado este año a Ferrari, pues les superaron como equipo cuando el
rendimiento de la flecha de plata era inferior al del monoplaza italiano. Les
toca aprender la lección y volver con más fuerza en 2019.
Halo: antiestético, pero necesario
Entramos en el año 1 después del halo. Una de las decisiones
más polémicas y discutidas de las últimas temporadas en Fórmula 1 pasa con nota
el primer año en la categoría. Es muy mejorable estéticamente, pero ha
demostrado que es necesario para la seguridad del piloto. El ejemplo más claro
lo hemos visto con el accidente de Alonso pasando por encima del Sauber de
Leclerc en Bélgica. A Liberty le toca trabajar para encontrar una solución que
se acople mejor a la estética de los monoplazas, incluyendo una mejor vista
desde la cámara onboard. En lo verdaderamente importante, que es la seguridad
del piloto, este primer año ha demostrado que es un acierto.
A Red Bull le faltó motor
Han diseñado un muy buen monoplaza, el cual ha ido a mejor
durante la temporada, especialmente en el último tramo. El RB14 ha sido un
monoplaza bastante competitivo que podría haber plantado cara en el campeonato
de no ser porque la unidad de potencia de Renault está algo por detrás de las
de Mercedes y Ferrari. El trabajo en la fábrica es muy bueno. Para luchar por
el campeonato solo les falta tener un motor capaz de luchar con los otros dos
equipos punteros. Los austriacos tienen todas sus esperanzas puestas en Honda.
Si lo consiguen, Verstappen luchará en 2019 con Hamilton y Vettel por el
campeonato.
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