Durante décadas, el mundo se ha reído de la portería de la selección inglesa. Acostumbrada a que sus guardametas vivan en una constante persecución, la Premier League ha importado porteros de todas las nacionalidades con el fin de evitar que su guarida la defienda un meta de las islas (en 2014, solo nueve de los 40 porteros principales eran ingleses). Basta con mirar a los grandes: La del Chelsea la defiende un belga, la del Manchester United un español, la del City un brasileño, la del Arsenal un checo, la del Liverpool un alemán y la del Tottenham un francés.
No es este un buen siglo para ser portero de Inglaterra. David Seaman, aunque fue internacional durante 15 años e incluso fue considerado el mejor guardameta en la Eurocopa de 1996, fue también el principal señalado de la derrota ante Brasil en los cuartos del Mundial 2002, en aquel gol de falta de Ronaldinho. David James (más conocido como ‘Calamity’ James), reconoció que ya no podía pasear por la calle sin que se burlaran de él. Su pifia más sonada, ante Austria en la fase de clasificación para el Mundial 2006, cuando se le escurrió entre los dedos el tanto que supuso el empate definitivo. Paul Robinson, prometedor en su tiempo, acabó con cualquier posibilidad ante Croacia en 2008, cuando no controló un pase fácil de Gary Neville. Frente el mismo rival tuvo dos grandes fallos el portero que le arrebató el puesto, Scott Carson.
La falta de confianza en el producto patrio llevó a Fabio Capello a sopesar la nacionalización del meta español Manuel Almunia (ex Arsenal) para ser el titular en el Mundial 2010. No se concretó el ‘fichaje’ y el portero en el debut ante Estados Unidos acabó siendo Robert Green. Le duró el puesto un partido, lo que tardó en merendarse un disparo lejano de Dempsey. James (con 39 años) acabó siendo el meta titular hasta la eliminación en octavos ante Alemania (4-1). Desde entonces y hasta finales de 2017, el portero de los Three lions ha sido Joe Hart, sin errores sonados pero siempre bajo sospecha.
Southgate le dejó fuera para el Mundial de Rusia tras 75 partidos en la selección, y confió en tres metas de la Premier League: Jack Butland (Stoke), Nick Pope (Burnley) y Jordan Pickford (Everton). El elegido no estuvo claro hasta días antes del comienzo del torneo, cuando se lo ganó el meta de los toffees gracias a su notable actuación en un amistoso ante Nigeria. Solo había disputado tres partidos con la selección inglesa, pero tenía toda la confianza de quien fuera su seleccionador también en la sub-21.
Hace dos años que Pickford es considerado el portero inglés con mayor futuro. No en vano, sus actuaciones en el Sunderland le llevaron a fichar por el Everton a cambio de 28,5 millones de euros (el tercer cancerbero más caro de la historia). Su temporada, sin embargo, no estuvo a la altura de las expectativas y la defensa tampoco ayudó. Encajó 70 goles en los 46 partidos oficiales que disputó y en el derbi ante el Liverpool fue protagonista con una cantada que le costó la eliminación de la FA Cup a seis minutos del final.
Cedido en hasta seis ocasiones por el Sunderland (Darlington, Alfreton Town, Burton Albion, Carlisle United, Bradford y Preston North End), Pickford no desaprovechó la oportunidad en la temporada 2016-17 pese al descenso de su equipo como colista. Tampoco está desaprovechando su primera participación en un Mundial, donde ha firmado grandes intervenciones ante Colombia (parada decisiva a Bacca en la tanda de penaltis) y Suecia (tres colosales, una de ellas entre las mejores del torneo) para llevar a su país a las semifinales 28 años después. «Para mí, es el prototipo de portero moderno, que sabe jugar con el pie, que es como se juega ahora. Es muy rápido y ha hecho grandes paradas hoy. Necesitamos porteros así”, declaró Southgate al acabar el choque.
El único Mundial que ha ganado Inglaterra en su historia fue en 1966, cuando bajo palos figuraba un tal Gordon Banks, considerado por la IFFHS como el segundo mejor portero del siglo XX (tras Yashin) y autor de la mejor parada de todos los tiempos (a Pelé, en México 1970). Banks fue decisivo en la consecución del título, estableciendo entonces un récord de imbatibilidad (442 minutos) que duró 24 años.
Ahora, más de cinco décadas después, Inglaterra vuelve a contar con un portero en estado de gracia y una oportunidad única de conquistar su segundo trofeo. «Es de lo que va el fútbol, que de repente te encuentres en un gran escenario y que sepas responder” declaraba nuestro protagonista mientras recibía el trofeo de mejor jugador tras la exhibición ante Suecia. Tras un año irregular y las dudas sobre su inexperiencia, a Pickford se le ve tranquilo. “Me gusta el fútbol y me entreno duro, tanto en el gimnasio, como en el terreno de juego, para ser cada vez mejor. Las críticas nuca me afectaron”. Un portero inglés ajeno a las críticas. Lo tiene todo para triunfar.
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