Mónaco. Glamour. Historia. La
Fórmula 1 llega a su cita favorita. El Gran Premio del Principado es sinónimo
de igualdad y emoción, y es uno de los favoritos de los pilotos, que suelen dar
el 200%.
El Gran Premio de Mónaco es aquel
en el que la clasificación es (casi) más importante que la carrera. Todo queda
prácticamente definido el sábado, a expensas de posibles fallos mecánicos y
errores individuales. El trazado por el Principado no invita a los
adelantamientos. La falta de espacios limita cualquier maniobra. A pesar de
ello, Mónaco es capaz de mantener en vilo a cualquier aficionado. Sin
adelantamientos no suele haber espectáculo, pero el Principado es la excepción
a la regla. Todos los focos se centran en la estrategia.
Tal es su caché, que ganar el
Gran Premio de Mónaco es una de las tres patas de la triple corona. Las 24
horas de Le Mans y las 500 millas de Indianápolis completan el taburete. Este
es el pastel con el que todo aspirante a piloto sueña. La guinda que solo
Graham Hill ha conquistado. El inglés saboreó la victoria hasta en cinco
ocasiones y, aún así, no es el Rey. Ayrton Senna mandaba y sigue mandando en el
Principado con seis triunfos. En la actualidad, Hamilton, Vettel y Alonso suman
dos victorias cada uno.
Respecto a las últimas carreras,
la principal novedad estará en la elección de los neumáticos. Pirelli ha
elegido los tres compuestos más bandos, eligiendo por primera vez los
hiperblandos. En comparación con los ultrablandos, el siguiente compuesto más
blando, se estima que los tiempos pueden bajar alrededor de un segundo.
El circuito urbano por excelencia
es la cita estrella del Gran Circo. No en vano es la carrera más especial del
campeonato. Nos espera un fin de semana para sentarse y disfrutar del
espectáculo.
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