Al llegar a Israel, lo
primero que impacta son los férreos controles de seguridad para entrar al país.
Una vez superados sin mayor problema, lo segundo es la amabilidad y la
hospitalidad de su gente, casi una necesidad para hacer sentir a gusto y acoger
al recién llegado. Además del orgullo que sienten por su país, claro: el deseo
de dejar una buena imagen de su patria y las muestras del sentimiento nacional
que profesan son pauta habitual en cualquier conversación.
La salida del Giro
d’Italia 2018 desde Israel ha generado evidente controversia. El enquistado
conflicto con Palestina en las regiones de Gaza y Cisjordania desde hace
décadas y las tensas relaciones con los países musulmanes de la región, con su
más reciente capítulo desarrollándose con Irán en los altos del Golán, han
provocado numerosas críticas, protestas y llamadas al boicot por la decisión de
RCS, organizadora de la carrera, de llevar el evento a Israel.
Como entre sus
habitantes, el deseo del gobierno de Israel no es ningún secreto: ofrecer una
imagen de normalidad. Y el deporte es un vehículo perfecto para hacerlo en un
país que sabe que una buena parte de su crecimiento pasa por el desarrollo del
turismo.
Ciclismo en Israel
El Giro ha sido el primer
gran evento deportivo a nivel internacional que tiene lugar en Israel. Un
deporte, el ciclismo, cuyo interés hasta ahora en el país era mínimo. El motivo
responde al nombre de Sylvan Adams, multimillonario judío de origen canadiense,
fanático del ciclismo y gran responsable de que la salida de la Corsa Rosa haya tenido lugar en Israel.
Según reportes, Adams ha
aportado unos 12 millones de euros, aproximadamente el 70% del presupuesto,
para financiar el evento. El objetivo, compartido con el gobierno israelí, es
doble: ofrecer una imagen positiva del país en alejado del habitual contexto de
conflicto en el que se engloba casi cualquier información relacionada con
Israel; y desarrollar una infraestructura ciclista prácticamente desde cero
para convertir al país en una región de referencia para el turismo deportivo.
A nivel deportivo, Israel
ofrece un terreno excepcional para realizar en bicicleta, especialmente MTB,
como las colinas de los alrededores de Jerusalén o la región del Mar Muerto.
Algunos eventos como la Gran Fondo Dead Sea, GFNY Jerusalén en carretera o la
Samarathon y la Epic Race de MTB están teniendo creciente éxito, además de
competiciones como el Israman de triatlón en el Mar Rojo. También se está
desarrollando, especialmente en Tel Aviv, infraestructura y carriles bici en la
costa para uso habitual y está proyectada la construcción de un velódromo. Además,
por supuesto, del desarrollo de la Israel Cycling Academy como equipo
profesional, participante debutante en este Giro d’Italia.
El Giro en Israel
Pese a ser un país sin
ninguna tradición ciclista, la afluencia de público a la carrera fue bastante
importante, especialmente en la 1ª etapa en Jerusalén, en la salida de Haifa de
la 2ª etapa y en la meta en Tel Aviv. Los israelíes recibieron con gran
entusiasmo el primer evento deportivo de nivel internacional de su país, además
de con interés y curiosidad por el ciclismo.
El equipo local fue el
gran protagonista en las salidas, con los dos únicos ciclistas israelíes, los
debutantes Guy Niv y Guy Segiv, eran la gran atracción y destino de los
objetivos de los fotógrafos, las preguntas de los presentes y los selfies. La afición también tuvo protagonistas
bajo otras banderas, como los refugiados eritreos siguiendo a su compatriota Natnael
Berhane por el país; o los colombianos, ya habituales en cualquier carrera
ciclista, en este caso un grupo de amigos que lleva más de una década en Israel
y animaba a los Chaves y Miguel Ángel López en las tres etapas israelíes.
Deportivamente, fue la
contrarreloj inicial la jornada más interesante, en un recorrido ondulante,
técnico y bacheado de unos 10km por Jerusalén que iniciaba y terminaba a los
pies de los muros de la impresionante Ciudad Vieja. El triunfo del vigente
campeón, Tom Dumoulin, desató la euforia entre la afición y los vítores en el
podio.
En las otras dos etapas
se echó en falta un mejor aprovechamiento de las posibilidades a nivel de
recorridos que ofrece Israel. La organización prefirió sin embargo atar dos
sprints masivos -que terminó ganando Elia Viviani, muy superior- para evitar
grandes diferencias entre los favoritos. El primero, tras 50km de autopista
paralela al Mediterráneo con final en el paseo marítimo de la cosmopolita Tel
Aviv; el segundo, tras 230km de recorrido por el brutal desierto del Néguev con
destino Eilat, un resort en el único punto israelí que toca con el Mar Rojo.
Más allá de esto, parece
que al menos el Giro d’Italia ha colocado el gusanillo del ciclismo entre el
público israelí. Que Israel pueda desarrollarse como una potencia a nivel de
destino ciclista y turístico, es algo que solo se podrá saber en el futuro,
aunque los datos apuntan a que lo puede conseguir a medio plazo. Mimbres y
atractivo, hay. Que la imagen exterior sobre el país cambie y se normalice
parece más difícil.
Nota: Agradecemos la invitación y hospitalidad del
Ministerio de Turismo de Israel para conocer el país y cubrir la Grande
Partenza del Giro d’Italia.
Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.
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