El Barça lleva tres ediciones de Champions League
consecutivas sin competir cuando llega la hora de la verdad. Y cuatro de las
últimas cinco. Dos veces el Atleti, una la Juventus y esta última, la más grave
y preocupante de todas, la Roma. Tres equipos basados en su defensa para
eliminar al club culé a base de juego directo y contrataque.
Mientras, el Real Madrid se ha llevado tres -pueden ser
cuatro- de esas Copas de Europa. ¿Cuál es la clave? Diversos factores como la
capacidad de hacer gol fuera de casa sobrehumana del club blanco, la
versatilidad para adaptarse a competir contra cualquier estilo y, por qué no,
un factor diferencial en el deporte de élite, la suerte en acciones puntuales;
han propiciado que los merengues vuelvan a ser reyes en occidente.
Pero sin creer en brujería ni en que ese escudo infringe
temor en su enemigo incluso antes de saltar al campo, si nos atenemos a causas
objetivas y analizamos el cómo y el porqué de esas victorias, encontramos un
factor común: el centro del campo. ¿Cuándo ha dominado realmente el Real
Madrid? Cuando ha conseguido el equilibrio con y sin la pelota a base de un
mediocampo formado por Casemiro, Kroos y Modric con algún featuring de Asensio o Isco.
El Barça que nos enorgulleció y enamoró a todos los culés
dominaba de la misma forma. Busquets, Xavi e Iniesta con la colaboración de un
Messi todocampista. La pelota nos hace más, dictaba el mosaico en El Clásico,
pero la realidad es bien distinta. Y el horizonte cercano sin Andrés aparenta aún
menos esperanzador. No digo yo que un jugador con las características de
Paulinho sea aprovechable, que ha demostrado que lo es y una plantilla debe ser
completa, pero el sello del Barça se ha perdido y para no repetir lo de las
últimas Champions convendría recuperarlo. Denis Suárez, Aleñá, la más que
probable llegada de Arthur, ¿fichajes? Estamos en busca del mediocampo perdido
y no será sencillo contactar con Indiana Jones para que nos ayude.
You must be logged in to post a comment Login