El Villarreal sufrió numerosos despropósitos ante el Athletic. La derrota costó
la quinta plaza, las sensaciones fueron peores que cuando cayó ante el colista
en La Rosaleda, y hasta tres jugadores fueron sustituidos por diferentes
problemas: Síncope de Fornals, bajada de tensión de Jaume Costa, molestias de
Bonera. Para colmo, Álvaro González está expulsado y a Semedo, apartado, ni se
le espera.
Hace tiempo que el
Submarino no acusa reveses tan serios en defensa. El centro de la zaga está más
mermado que nunca para visitar el Sánchez Pizjuán, un estadio donde no gana
desde 2012 y en el que se jugará gran parte de sus opciones de estar la próxima
temporada en Europa League. Mientras que Mario o Javi Fuego suenan como
posibles acompañantes de Víctor Ruiz, la tercera opción podría estar más bien
en el filial, donde Pau Torres destaca como una alternativa real e ilusionante.
El joven zaguero
amarillo lleva desde la pasada temporada siendo un baluarte en la defensa del
B, que este curso marcha segundo del grupo III, solo por detrás del Real
Mallorca. A sus 21 años se ha convertido en una garantía y tiene la confianza
de Javi Calleja, técnico que le dirigió tanto en el juvenil como en la
categoría de bronce del fútbol español. Habitual en numerosas convocatorias a
lo largo de esta campaña, ha disputado tres partidos completos de Copa del Rey
y uno de Europa League, además de siete minutos ante el Sevilla y 45’ ante el
Athletic, cuando tuvo que sustituir a Bonera.
Hombre de la casa, Pau
lleva 16 años en el club y en 2016 se convirtió en el primer jugador nacido en
Villarreal que debuta con el primer equipo desde que lo hiciera Héctor Font en
la temporada 2003-2004. Elegido por Fútbol Draft para el XI de bronce (junto al
también amarillo Adrián Marín), Torres se ha ganado a pulso esta oportunidad,
quizá la definitiva para consolidarse en la plantilla y sea uno de los cuatro
centrales del equipo el próximo año.
No es tarea fácil para
un canterano abrirse hueco en esta posición: En los últimos tiempos nombres
como Pablo íñiguez, Florian Lejeune, Guillem Truyols, Albert Blázquez o Israel
Puerto han pasado con más pena que gloria. Solo José Manuel Catalá, con 23
partidos, tuvo cierta continuidad durante la 11/12, la del descenso a Segunda.
El espejo, sin duda, es un Mateo Musacchio que, tras un año en el filial, acabó
debutando en Primera con 18 años y disputando casi 250 partidos con la elástica
amarilla.
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