El Sevilla FC está
obligado a tirar de épica en el Allianz Arena para eliminar
al Bayern Múnich y pasar a las semifinales de la Liga
de Campeones. Palabras mayores cuando hablamos de un ‘coco’ continental
como el equipo alemán.
El conjunto de Montella
necesita ganar por dos goles de
diferencia o hacerlo por uno siempre y cuando meta tres goles o
más, tarea bastante complicada teniendo en cuenta la entidad del rival y su
fortaleza en casa.
Lo dijo el propio Montella nada más acabar
el partido. Hay pocas opciones de dar la sorpresa en Múnich. Muy
pocas. Estadísticamente, un seis por ciento. Pero el Sevilla le
ha dado motivos suficientes a su hinchada en los últimos años para que nunca
deje de soñar.
Así, sólo queda tirar de épica dentro de una semana. Está
difícil, complicado, pero los de Nervión
se han caracterizado por ir siempre a más, por aparecer cuando nadie los
espera. El reto es mayúsculo, pero nadie del conjunto sevillista ha bajado
todavía los brazos.
El camino para lograr la hazaña está claro: Repetir la
primera parte del Sánchez-Pizjuán. Tras
un comienzo titubeante, los de Montella
se hicieron con la posesión y comenzaron a llegar a la portería muniquesa. Poco
a poco el peligro fue sevillista, hasta el punto de que Sarabia pudo abrir el marcador en una acción que todavía nadie se
explica cómo falló. Era el primer aviso serio. A los de Nervión no les pesaba que enfrente estuviera el Bayern de Múnich y siguieron buscando
el gol, algo que llegó pasada la media hora. Esta vez sí, Sarabia estuvo
acertado. Bernat defendió mal un
pase en largo y permitió que el madrileño se plantara en el área para rematar.
Gol y más cerca del sueño. La alegría duró poco, con un Sevilla lanzado hacia
el segundo tanto, llegó el toque fallido de Jesús Navas que
hizo que el balón se colara en la portería de David Soria.
El resultado al descanso no hacía justicia con lo visto
durante los primeros 45 minutos, aunque el verdadero problema fue que el Sevilla ya no fue capaz de levantarse
del golpe. Desde la entrada de James
por el lesionado Arturo Vidal, el Bayern dio un paso al frente, el cual
mantuvo durante toda la segunda mitad. El balón y la sensación de superioridad
pasó radicalmente de un bando a otro, volviendo a aparecer la dosis de fortuna
para los alemanes y de mala suerte para los de Nervión. Thiago remató de cabeza en el segundo palo y Escudero desvió el balón para subir el
1-2 al marcador que a la postre sería el resultado final.
Para la vuelta, los datos tampoco ayudan al Sevilla, puesto que el Bayern no ha perdido un partido en
casa en lo que va de temporada, y no pierde desde el 12 de abril del pasado año, cuando
el Real Madrid le venció en las
semifinales de la Liga de Campeones
por 1-2. En la Bundesliga no pierde
en el Allianz desde marzo de 2016,
cuando ganó allí el Mainz 05 por el mismo resultado.
El conjunto de Nervión
siempre se ha caracterizado por tirar de épica en los momentos más difíciles y
el partido de la semana que viene es uno de ellos. Aunque esta vez parece
imposible, el sevillismo confía en que su equipo sea capaz de resugir de las
cenizas una vez más y seguir agrandando la leyenda del ‘Dicen que nunca se
rinde’.
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