En Sevilla,
a la valentía se le denomina ‘casta y coraje’. Valores que no suelen faltar
cuando Nervión se viste de gala. Con la mirada puesta en la capital andaluza,
con la élite del fútbol alemán repartida entre palco y micrófonos de televisiones
germanas, rodeados de trajes de gala, Montella y los suyos decidieron
remangarse la camiseta y luchar. Nadie lo dudaba en la ciudad hispalense.
El
entrenador italiano del Sevilla Fútbol Club es valiente. Desde que
L’Aeroplanino aterrizó en España se ha encargado de demostrarlo. No se le puede
negar. Hemos visto pasar a muchos entrenadores afrontar partidos de enjundia
con un complejo de inferioridad evidente. No es momento de dar nombres. Pero
ése no es Montella. Si no fuese así, nunca habríamos podido ver a David Soria
jugando sus primeros minutos en Champions League en unos cuartos de final y
ante el Bayern Múnich. Nunca. Si no fuese así, nunca habríamos podido ver al
Sevilla dominar al todopoderoso equipo bávaro durante 45 minutos. Nunca. Si no
fuese así, nunca habríamos podido soñar con alcanzar las semifinales de la
máxima competición a nivel de clubes. Y se hizo. Y aún se hace, en menor
medida.
Atlético de
Madrid, Manchester United, FC Barcelona o Bayern Múnich. Todos ellos han
sufrido en Sevilla. Con mejor o peor resultado, el equipo de Montella ha
tratado de tú a tú a su rival. Y eso también es un síntoma de crecimiento.
Nombre por nombre, el oponente empieza ganando 11-0 cada partido, hasta que la
casta y el coraje iguala e incluso supera a su adversario.
No es
conformismo, es orgullo. Siendo realistas, y con poco que perder, lo fácil
hubiese sido esperar y estar a expensas del Bayern. Pero en el Ramón
Sánchez-Pizjuán las cosas no funcionan así. La afición ruge, el entrenador
cree, los jugadores muerden. Hasta donde pueden. Hasta que el físico llega.
Hasta que el nivel se impone. Pero nunca existirá el reproche. Porque no hay
motivos. Porque la casta y el coraje es innegociable en Nervión.
Da igual el
desenlace. Sevilla vivió una noche histórica. Para el recuerdo. Sevilla mostró
al mundo su seña de identidad, bajo las estrellas y la sinfonía de Händel,
rodeados de esmóquines y olores a perfumes de Channel. El Sevilla mostró que
crece bajo el lema que mejor lo define. La casta y el coraje.
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