Uno de los nuestros

Hace unos días salía a
la luz una entrevista a André Gomes en la revista Panenka en la que hablaba de
sus problemas psicológicos causados por la presión del fútbol. Semanas antes a
este jugador se le machacó sin piedad desde la grada y, hasta que no habló claro,
su afición no fue capaz de abrir los ojos. Creo que el aficionado no debe
juzgar tan a la ligera a un jugador en concreto y ensañarse con él, porque en
muchos casos puede que sea la presión mental la que le lleva a ese mal
rendimiento. Si queremos mostrar una crítica a la plantilla, hay que pitar al
equipo una vez finalice el partido, porque ante todo es un equipo y la culpa es
de todos. A parte, en mi opinión creo que los deportivistas deberíamos de dejar
de mirar hacia distintos frentes y centrarnos en mostrar nuestro descontento
hacia los auténticos culpables, que son unos señores que se sientan en el palco
y que deberían convocar elecciones de inmediato. Volviendo al tema de los
jugadores podría escribir este artículo sobre varios de ellos, pero lo voy a
centrar en Lucas Pérez porque creo que ha sido el que ha salido peor parado. 

Todos estamos de acuerdo en que la temporada de Lucas no ha sido buena. El
primero que firmaría esa frase es el propio jugador. De lo que nos olvidamos
muchos es de que Lucas, además de futbolista, es aficionado del Deportivo. Si
no lo fuera, este verano no habría vuelto a Riazor, cuando tenía ofertas mucho
más interesantes. Algunos le echaran en cara haberse ido al extranjero; para mí
solo aprovechó la oportunidad de su vida como habríamos hecho todos. Joaquín,
Navas, Torres o Aspas se fueron del club de su vida para crecer, y cuando
volvieron nadie les reprochó nada. Alguno dirá también que Lucas no es
canterano, como si eso fuera culpa suya. Lucas no tuvo la oportunidad de jugar
en el Dépor hasta los 26 años, pero eso no quita que fuera su sueño. De su
rendimiento en su primera etapa poco hay que decir. Tuvo una lesión cuando
llegó, pero fue vital para salvar al equipo y mostró un fútbol que no se veía
desde hace años en Riazor. Sería de hipócritas no reconocer que seríamos los
primeros en mofarnos si en Vigo los aficionados del Celta se rieran de Iago
Aspas. Por desgracia, son ellos los que se mofan de nosotros por llegar a estas
situaciones. Pienso que los aficionados del Deportivo que apoyan a Lucas, que
son la mayoría, deberían mostrarle su cariño en el próximo partido, porque creo
que este jugador lo necesita más que nunca. Era fácil aplaudirle cuando metió
17 goles, pero el momento de demostrarle nuestro afecto es ahora, es el momento
de recordarle que es uno de los nuestros.