Oscar al mejor actor secundario

Partidos
como el de la Supercopa de Catalunya
pueden despertar dos tipos de reacciones entre los aficionados. Por un lado,
aquellos a los que les da una pereza indescriptible ver un encuentro
intrascendente y sin los cracks azulgranas sobre el terreno de juego. Por otro
lado, entre los que me incluyo, a los que nos parece una oportunidad de oro
para ver a los polluelos de la cantera dar sus primeros aleteos con los menos
habituales del primer equipo.

«No
era un partido para hacer experimentos, sino para tener certezas. No es momento
de inventar demasiadas cosas «, dijo Ernesto Valverde tras el empate a uno en Stamford Brigde. El ritmo frenético de
competición a estas alturas de temporada restringe la posibilidad de dar continuidad
a los menos habituales. Sin embargo, partidos como el disputado ante el RCD Espanyol permiten a los teóricos
suplentes tener más rodaje y, por qué no, reivindicar su puesto y ponerle las
cosas difíciles al ‘txingurri’.

No
obstante, hay un jugador de la plantilla que por muy bien que actúe en las
pocas oportunidades que le brindan, tiene –prácticamente– imposible sumar más
minutos. Hablo de Jasper Cillessen. El
holandés tiene reservada la Copa del Rey,
pero su presencia en Liga y Champions es nula (tan solo ha
disputado tres partidos en ambas competiciones en año y medio).

Vivir a
la sombra de uno de los mejores porteros del mundo acabaría frustrando a
cualquiera que intente robarle el puesto. Jasper es diferente. Asume su rol de
suplente e intenta hacer del alemán un mejor guardameta. Podría ser el portero
titular de cualquier equipo de nivel medio-alto, pero su ambición es
convertirse en el portero titular del Barça. Su rendimiento bajo palos siempre ha
sido sobresaliente: en más de la mitad de sus encuentros ha mantenido su
portería imbatida.

Con
todos los respetos, el nivel de Albert
Jorquera y José Manuel Pinto
estaba varios peldaños por debajo del de Víctor
Valdés. Con la marcha del de l’Hospitalet, parecía imposible llenar el vacío
de la portería del Camp Nou. Pero la política de tener dos porteros de enorme
calidad ha funcionado mejor de lo esperado a nivel de equipo. A nivel personal,
no del todo con Claudio Bravo quien
por experiencia y galones, estaba al mismo nivel que el aprendiz Ter Stegen. El alemán maduró a gran
velocidad y relegó al chileno a un segundo plano. Una vez Marc se erigió como
el portero titular, se antojaba complicado encontrar un competidor de gran
nivel que aceptase su condición actor secundario. Y llegó Jasper.