Esta semana, Marc Márquez aseguró su renovación con Honda
hasta 2020. De esta forma, el de Cervera permanecerá en el equipo que le hizo
debutar en MotoGP, al menos, ocho temporadas. De momento, de los cinco años que
lleva compitiendo entre los mejores, se ha llevado el título en cuatro. Nada
mal, ¿no? Suficiente para estar ya, con 25 años recién cumplidos, entre los 4 o
5 mejores pilotos de todos los tiempos.
Ahora bien, ¿qué le falta a Márquez para ser considerado por
todos el mejor piloto de la historia? Actualmente, ese ‘status’ tan subjetivo
como interpretativo lo ocupa Valentino Rossi. Dominador de la pasada década
-siete títulos de MotoGP entre 2001 y 2009-, el italiano hizo invencible a
Honda -como está haciendo Márquez- y consiguió reflotar la nave de Yamaha,
incapaz de ganar el campeonato desde hacía más de 10 años. Rossi lo logró, a la
primera además, e instauró su propia dinastía con la marca de los diapasones,
logrando cuatro Mundiales con ellos.
Márquez, que acabará el contrato que acaba de firmar con 27
años, es probablemente consciente de que para competir -y superar- en términos
históricos a Rossi, el piloto que más masa social ha movido en la historia, no
bastará con ganar más Mundiales que él con una sola marca. Podrá batir sus
registros estadísticos, pero los fieles seguidores de Valentino siempre se
aferrarán a la hazaña que completó el de Tavullia en 2004.
El catalán sabe que para que nadie le discuta, llegado el
momento, su lugar en el trono más alto, deberá salir de Honda. Salir del área
de confort. Nadie discute el mérito increíble de sus cuatro campeonatos -y los
que faltan por llegar- en la marca nipona, especialmente el de 2016, cuando
triunfó con una moto no tan ganadora. Pero un éxito con otra marca le elevaría
a otra dimensión, como ocurrió con Rossi en la pasada década.
No le faltarán novias ni manillares. Yamaha tiene atado a
Viñales hasta 2020, pero parece poco probable que Rossi continúe una vez
acabada esta década, pues en 2021 tendría la friolera de 42 años. Ducati parece
un destino arriesgado, pues ni el propio Valentino ni, hasta el momento,
Lorenzo, han conseguido ganar con la Desmocedici -aunque si hay alguien que
consigue adaptarse a cualquier montura y circunstancia es Márquez-. Y KTM sigue
en su evolución ascendente, llamando la atención de posibles equipos satélites.
De la progresión del equipo austriaco en los próximos dos o tres años dependerá
de si entra o no en la ecuación de Márquez.
¿Qué puede hacer Honda ante esto? Poca cosa,
realmente. Hasta ahora, algo han hecho bien. Muy bien, mejor dicho. Mantener
contento a Márquez, algo que no fueron capaces de hacer con Rossi en 2003.
“Gana gracias a nosotros”, decían en Honda sobre el italiano en su época más
dictatorial. Valentino les respondió rescindiendo el contrato y derrotándoles
con una Yamaha infinitamente inferior. Desde la cúpula actual de Honda nadie
discute el ‘factor Márquez’ en sus triunfos. A ello se aferran: a mantenerle el
mayor tiempo posible, porque saben que si se va, es posible que se vuelva a
repetir la historia y que un genio les vuelva a derrotar. De momento, le tienen
hasta 2020. Luego, Márquez decidirá si seguir corriendo -y ganando- con ellos,
o lanzarse a por el lugar más alto del Olimpo de MotoGP.
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