Carlos Sainz es, con permiso de Fernando Alonso, el presente
y futuro de la Fórmula 1 española. El piloto de Renault ha demostrado en sus
tres primeros años en la categoría que tiene talento para luchar por los
primeros puestos si tiene un monoplaza para ello. Llegó a la parrilla en 2015,
para ser piloto del filial de Red Bull. Su primer compañero de viaje no fue
nada cómodo: la joven promesa Max Verstappen. El holandés era la principal
apuesta de la marca de bebidas energéticas y, sus grandes actuaciones en pista,
unidas a la presión de su padre, hicieron que los austriacos se vieran
obligados a subirle al primer equipo para no perderle.
Con el ascenso de Verstappen, a Sainz se le cerraban las
puertas de Red Bull, ya que no tenía ninguna opción de ocupar el asiento de
Ricciardo. Con una dupla para muchos años en el primer equipo y un contrato que
le ligaba a la marca, Carlos veía bastante negro poder llegar a pilotar un
monoplaza con opciones de luchar en la parte alta de la parrilla. Su
prometedora carrera se estaba estancando en un equipo filial. Pero todo esto
cambió gracias a la ruptura de McLaren Honda, que desencadenó una serie de
movimientos en las que el madrileño terminaba como piloto de Renault, equipo
con el que ya se le había relacionado con anterioridad. Casi sin esperárselo,
Sainz encontró una vía de escape a su cuarto año en Toro Rosso.
En la escudería filial, Carlos había llegado a lo máximo que
podía aspirar en las condiciones que tenía, necesitaba ir a un equipo con más
aspiraciones que la de ser una cantera de pilotos. Su período de aprendizaje
había terminado, otro año más habría sido dañino para él y su carrera.
Renault le ha dado al español la oportunidad perfecta para
demostrar su talento. Se incorpora a un equipo que tiene un proyecto para
luchar por ganar el campeonato a medio plazo. De compañero tendrá a un piloto
muy respetado en la parrilla por su pilotaje: Nico Hülkenberg. Para 2018 tiene
el ambiente ideal, el que necesitaba en la categoría. Por este motivo, esta
temporada es clave en la carrera deportiva del madrileño. Una vez ha volado del
nido de Toro Rosso, tiene que demostrar que las expectativas que se han
generado en cuanto a su valía son ciertas.
El equipo francés le va a dar todo lo que necesita para
seguir creciendo en Fórmula 1, por lo que Carlos tratará de aprovechar este
tren que se le presenta, tren que solo pasa una vez. Si a lo largo de la
temporada demuestra la progresión de crecimiento y adaptación que mostró en
Toro Rosso, Sainz firmará su confirmación como piloto digno para pilotar un
monoplaza para luchar por ganar el campeonato de pilotos. El español es
consciente de ello y se ha preparado ha conciencia durante todo el invierno.
Sainz declaraba a los micrófonos de Movistar F1 que su
temporada más importante siempre es la presente, pero el madrileño es sabedor
de que este no es uno más en su carrera. Renault ha
confiado en él y quiere demostrar a todo el mundo de la Fórmula 1 que tiene
manos para ser un piloto puntero.
Por otra parte, Red Bull vigilará muy de cerca la temporada
de Carlos, ya que sigue siendo piloto de la marca. Pase lo que pase, no volverá
a Toro Rosso, pero los austriacos tienen guardada una vía por la que pueden
montar al español en su monoplaza si alguno de sus dos pilotos se marcha. Sainz
ya ha comentado en más de una ocasión que su sueño es ser ganar un mundial con
Red Bull, por lo que querrá demostrar a su equipo que tiene talento para estar
en el primer equipo.
Será una temporada de mucha presión para Carlos Sainz,
presión necesaria para su trayectoria en la categoría. Le toca aprender mucho
al volante del R.S.18 y conseguir buenos resultados para el equipo. Si consigue
encontrar rendimiento y realizar buenos Grandes Premios, esta presión será más
que beneficiosa para el que es el presente y futuro de la Fórmula 1 española.
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