Luis Rubiales, a por el trono de Ángel María Villar

El ex futbolista Luis Rubiales anunció hoy una moción de censura contra el actual presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) con el fin de ocupar el trono que durante años tuvo a Ángel Villar como dueño.

«Comunicamos desde la candidatura de Luis Rubiales a la presidencia de la RFEF que en la tarde de hoy se ha procedido a promover la moción de censura», anunció el candidato en un comunicado.

La RFEF está presidida actualmente por Juan Luis Larrea, que llegó al cargo a finales de julio de forma interina. Villar fue inhabilitado por un año después de ser encarcelado por presuntos delitos de corrupción.

Rubiales precisó en su comunicado que la moción de censura está «respaldada de forma unánime por todos los representantes del fútbol español» y que cumple los requisitos del gubernamental Consejo Superior de Deportes (CSD).

«Luis Rubiales da su primer paso, asumiendo su compromiso y responsabilidad, de manera convencida, con transparencia y sobre todo, cumpliendo la ley«, añadió en el escrito.

Rubiales dimitió hace escasos días de su cargo como presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) con el fin de iniciar su carrera hacia la presidente de la RFEF y seguro de tener todos los apoyos necesarios para conseguirlo.

Villar fue presidente de la RFEF desde 1988 hasta julio de este año, cuando la Policía lo detuvo acusado de prevaricación y gestión desleal, entre otros cargos, durante su largo mandato como jefe del fútbol español.

El CSD lo suspendió por un año con el objetivo de forzar unas nuevas elecciones, demoradas ante el poco interés de Larrea, sustituto de Villar, por convocarlas. Lo llamativo es que Villar todavía no dimitió como presidente de la RFEF.

Rubiales, de 40 años, fue futbolista en activo hasta 2009 y, de perfil modesto, se caracterizó por defender a los jugadores en diferentes causas.

En 2010 se convirtió en el presidente de la patronal de los futbolistas españoles, durante cuyo mandato se significó, junto a Villar, como un duro crítico de la gestión de Javier Tebas, presidente de LaLiga, la patronal de los clubes españoles.

Ahora se siente fuerte y respaldado para iniciar una nueva etapa en el fútbol español, huérfano de una cabeza visible desde la detención y posterior suspensión de Villar.