Pocos entrenadores generaron más impacto en los últimos años de la Liga española como Zinedine Zidane y Diego Simeone, pero ahora, en vísperas del crucial duelo entre Atlético y Real Madrid, ambos atraviesan un periodo de incertidumbre con la llegada de las primeras grandes críticas a sus respectivas gestiones.
Rojiblancos y blancos disputarán el sábado un encuentro que puede marcar el resto de la temporada, por más que ésta se encuentre en sus albores. Los ocho puntos de ventaja que les lleva el Barcelona redujeron al mínimo el margen de error, por lo que una victoria se hace indispensable para los dos.
En el foco se sitúan Zidane y Simeone, dos entrenadores acostumbrados a vivir con el halago pero que ahora deben soportar críticas a su trabajo y planteamientos. Es lo que ocurre cuando los resultados no llegan y las expectativas son las más altas.
Zidane recibió el 23 de octubre el premio «The Best» al mejor entrenador de la pasada temporada después de conquistar Liga española y Liga de Campeones en una campaña histórica para el Real Madrid.
Además, lo logró con estilo, con buen juego y armonía. Y lo consiguió aportando un revolucionario sistema de rotaciones por la cual casi cada miembro de su plantel consiguió sentirse importante en las conquistas.
Pero cuando muchos anunciaban la llegada de un ciclo ganador para los blancos, el Real Madrid se paró. Las expectativas fueron máximas tras conquistar con brillantez las Supercopas de España y Europa, pero éstas se vieron defraudadas con un mal inicio de la Liga española. Además, el Tottenham lo superó en la Liga de Campeones y tiene difícil quedar primero de grupo en la competición en la que defiende título.
Pero ni en estas situaciones se vio a un Zidane apartado de su sosiego habitual. «Antes no era el mejor entrenador del mundo, ahora tampoco soy el peor. Con la euforia o con las cosas yendo mal, prefiero quedarme en el medio. La vida no es arriba o abajo. Un día se está peor y otro mejor», declaró recientemente.
Sin embargo, cualquier discurso de mesura quedará en poca cosa si no ofrece soluciones tácticas ante el Atlético -reducir la distancia entre líneas, recuperar armonía en ataque, sostener el equilibrio en el centro del campo- y, sobre todo, si no gana.
Igualado en puntos con los blancos, y con el Valencia también por delante con cuatro más, aparece un Atlético cuya temporada es más que sombría. No sólo se la juega el sábado en la Liga española, sino que está casi eliminado de la Liga de Campeones.
Por primera vez en sus siete años como entrenador del Atlético, Simeone soporta reproches. Por parte de la prensa y también de su propia hinchada, que le critica sobre todo por sus planteamientos excesivamente conservadores.
No le ayuda los problemas que tiene su equipo para generar no sólo goles, sino ocasiones en ataque. Y además se está mostrando más que vulnerable en defensa. Recibió seis tantos en la Liga española, y cinco de ellos de cabeza. Algo impropio de un conjunto dirigido por Simeone.
«Siempre el entrenador es el primer responsable de lo que sucede, no me corro de la responsabilidad. Intento a partir de las críticas, de lo que veo al equipo y de lo que conozco a mis futbolistas, seguir siendo competitivos y seguir estando entre los mejores de España y de Europa«, manifestó hace pocas fechas.
El asunto es que, ya alejado de los mejores en la Liga de Campeones, una derrota ante el Real Madrid le distanciaría casi irremediablemente de los primeros también en España.
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