Los grandes revolucionarios del mundo son aquellos que van en contra de lo preestablecido, asientan su idea y su visión y la defienden a capa y espada hasta que pueden mostrarle al mundo su creación, a menudo los revolucionarios son considerados, locos, majaderos, ebrios de la valentía y los méritos, pero más allá de discutir como de cobarde es alguien que se aferra a lo común y a lo “que siempre fue así”, todos esos locos tienen un punto en común: el momento en le que la sociedad voltea a verles y se pregunta si no tendrá razón, si no podría cambiar lo preestablecido. Hay mucha gente así en este planeta a lo largo de la historia: en la pintura, en la arquitectura, en la ciencia, en las ciencias sociales, en la política, hasta en el fútbol. En el deporte que inventaron los ingleses hay hombres -y mujeres- que toman la delantera y tratan de darle una vuelta de tuerca a una máquina que a tanta gente hace sonreír y llorar. Uno de esos hombres, de esos locos, es Manuel Neuer.
Si ahora hablásemos del portero de la selección alemana es indiscutible que surge el debate: ¿Está Neuer revolucionando la posición del portero? ¿Nos encaminamos hacia un mundo en el que los porteros sean un jugador de campo más en la linea de defensa?. Si bien es cierto, este debate se abre la mañana del primer día de Julio de este año tras un partido que enfrentó a Alemania contra Algeria en el cual el futbolista salió a atajar fuera del área en unas cualidades técnicas que aunque implícitas en el deporte rey en muchos países, no le son estrictamente requeridas a alguien cuya misión es detener los intentos de gol del contrario. Neuer cubrió el mayor porcentaje de campo de toda la cita mundialista y deleitó con salidas que bien pueden parecer locuras y incluso intentos de suicidio colectivo, Manu fue aplaudido e hizo que muchos replantearan la situación. Pero lo cierto es que él llevaba mucho tiempo actuando así. Pueden constatarlo los aficionados del Schalke y del Bayern. Entonces, ¿qué, cuando y cómo se produce ese cambio de mentalidad?
En 2011 describían el modo de jugar del joven minero como “el Harakiri colectivo”, palabras salidas de la boca del titan Kahn quien como comentarista de la ZDF demostró cuan en desacuerdo estaba con esa manera de jugar bajo palos, y parte de los fans del Bayern München se mostraron en contra del fichaje del verano, ya que creían que el portero que estuviera bajo esos tres palos, debía ser por tradición una figura de líder y de nacimiento bávaro. Como Kahn, como Meier. Un hueco difícil de llenar y para colmo con una visión de juego tan peculiar como la del joven Neuer. Un jugador que no tiene miedo a salir, a adelantarse y a participar en las labores defensivas como un central más, como un lateral de socorro.
-Me pusieron de portero, yo quería jugar.
-¿Le molestaba este hecho?
-No. Tenía cuatro años cuando jugué por primera vez en un club, y entrenabamos siempre en tierra, a nadie le gusta ser el portero cuando se juega en ese tipo de campo.
Son las palabras de un jugador que fue criado en la cantera minera del país, y que como él mismo explica: “era el más pequeño y el más el nuevo, y los nuevos se ponían de porteros, así era en aquel entonces”.
El deseo de Manu de jugar y formar parte del esquema de un equipo seguramente le llevó a convertirse en lo que la prensa se apresuró a llamar “el portero-líbero”, comparándolo con ni más ni menos que Beckenbauer quien destacó en el país germano por su elegancia en esa posición, llevándola a su máximo exponente. Pero por si esto fuera poco, sus reflejos son excelentes y su capacidad de decisión hacen de él un portero tan completo que podría estar revolucionando el mundo desde su peculiar visión del juego.
Uno de los revolucionarios del fútbol motivado por el ídolo de su infancia: Edwin van der Sar, el impulsor de la figura del portero moderno y pulido por la confianza depositada en él en los dos clubs que ha jugado, Manu siente que hace lo que debe al salir del área y asume los riesgos que ello conlleva: “si fuera indeciso, sería fácil de pasar”; son palabras recogidas en el FIFA Weekly, en una entrevista en la que Neuer comparte su visión de la concepción del portero que juega en equipo, porque la meta es la misma en el conjunto y deja de lado la figura de lobo solitario.
En estos últimos meses el cancerbero ha recibido elogios, ha sido analizado tácticamente e incluso se ha ganado una figura en el museo de cera de Berlín. Ahora los porteros se les exige que corran en esa dirección, se opta por el “Neuer-Style”. Su manera de jugar, su técnica y sus salidas en propio campo -y en alguna ocasión incluso cruzando el circulo central y adentrándose en le campo contrario-, le han valido a Neuer varios reconocimientos individuales en su carrera profesional, entre ellos, el puesto en el once ideal de la FIFA o el guante de oro del mundial de Brasil 2014.
Lo que está claro es que Manu pasó de ser el niño que se llevaba a su osito “Wuppi” a la portería con él y lo sentaba al lado de uno de los palos a ser la referencia en una posición que él no escogió para sí pero que hoy por hoy lo pone en le punto de mira del fútbol de élite.
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